Bossa Nova

Bossa nova

La Bossa Nova fue la primera Gran revolución en términos de estructuras armónicas, melódicas y rítmicas y el primer lenguaje moderno que se utilizó en Brasil para hacer música. También por primera vez en el siglo Brasil exportó a los Estados Unidos y a Europa un movimiento musical, y no sólo figuras exitosas, pero aisladas. La Bossa Nova fue un movimiento orgánico, completo en sí mismo, acabado, que surgió de manera espontánea, natural, gracias a la convergencia de diferentes factores.

En 1946, el pianista y compositor Dick Farney, después de haber trabajado durante varios años en los Estados Unidos, grabó en Brasil, para el sello "Continental", un tema que marcó el comienzo de una nueva era: el samba titulado "Copacabana", de Joao de Barros y Alberto Ribeiro. Para la época, la versión fue realmente sorprendente. La orquestación realizada por Radamés Gnatalli, dirigida por Eduardo Patané, se basaba en el trabajo de las cuerdas y mostraba una cadencia rítmica diferente, sin la utilización del ya habitual pandeiro.

En Brasil, muchos pensaron que se trataba de una grabación hecha en los Estados Unidos, por algún intérprete de aquel país, pero cantando en portugués. A decir verdad, la versión de Dick Farney, con un fraseo muy particular en algo recordaba a Bing Crosby, en especial para aquellos que aún no lo conocían muy bien. El impacto que la grabación provocó entre los amantes de la música, sobre todo en aquellos pertenecientes a estratos de clase media, fue notable. "Copacabana", de esta manera, le abrió a Farney las puertas del éxito y al mismo tiempo - aunque nadie haya sido consciente de ello en su momento, - marcó el rumbo de una nueva era de la música popular brasileña.

Muy poco tiempo después, otro hecho siguió revolucionando a Brasil. En abril de 1948, el conjunto vocal "Os Cariocas" grabó "Nova Ilusao" un samba de José Menezes y Luis Bittencourt. "Os Cariocas" venían trabajando desde tiempo atrás, pero esta grabación se constituyó en su primer gran éxito discográfico, exponiendo a la consideración de un público mayoritario las avanzadas concepciones vocales de Ismael Neto, arreglista e integrante del grupo. Las armonizaciones de voces y la especial utilización de los instrumentos sorprendieron a los críticos y al público.

El precursor directo del movimiento bossa nova, sin embargo, fue un compositor, cantante y pianista nacido en el barrio carioca de Vila Isabel - el mismo de Noel Rosa, - llamado Alfredo José da Silva, quien propuso una marcación rítmica diferente, con una fuerte influencia del jazz. "En el jazz - explicó Alf en una entrevista, - el pianista toca tejiendo un cerco alrededor del solista o cantante, dentro del prisma armónico de la música. La música lo orienta y, a su vez, él orienta armónicamente al solista. No hay una marcación regular, sino más bien una suerte de espontaneidad rítmica del piano en función de la armonía. El compás de la bossa tiene mucho de eso ".Ese aporte de da Silva, más su forma de frasear desde el piano o con su canto serían desarrollados por los grandes creadores de la bossa nova.

En diciembre de 1954 Dick Farney, junto con la cantante Elizete Cardoso y algunos otros, grabaron "Sinfonía do Río de Janeiro", de Antonio Carlos Jobim y Billy Blanco, con orquestaciones de Radamés Gnatalli. Dos años después, en septiembre de 1956, en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, se estrenó "Orfeu da Conceiçao", con textos de Vinícius de Moraes y música de Antonio Carlos Jobim. Ya en esta época, con estos hechos, con la presencia de da Silva en los locales musicales de río y Sao Paulo, con los antecedentes ya mencionados, la bossa nova estaba en el aire y sólo faltaba que alguien tomara todos elementos y los sistematizara.

En la década del 50, los ritmos que en forma general se escuchaban en Brasil eran la balada, el cha-cha-cha, el bolero y el samba más tradicional. Los jóvenes de la clase media brasileña, cansados de estas propuestas, se volcaron al jazz como una manera de satisfacción musical.

Estos jóvenes, casi todos de la zona sur de Río de Janeiro , se reunían en sus apartamentos para escuchar discos llegados desde los Estados Unidos y también para intentar nuevas formas musicales. Esto ocurría sobre todo en casa de las hermanas Danuza y Nara Leao. Entre los que se reunían estaban Antonio Carlos Jobim, Carlos Lyra, Milton Banana, Ronaldo Bóscoli, Roberto Menescal y los ya mencionados y más adultos Alfredo José da Silva y Vinícius de Moraes, entre otros. Conviene recordar que esas inquietudes musicales se manifestaban en un momento muy particular de la historia brasileña, cuando el presidente Juscelino Kubitschek imponía un clima de euforia nacionalista al tiempo que impulsaba el desarrollo y la modernización del país. Fue el mismo Kubitschek quien, junto con los arquitectos Lúcio Costa y Oscar Niemeyer levantó la ciudad de Brasilia en cuatro años, para instalar la nueva Capital.

Lo cierto es que en aquellas reuniones musicales surgieron los primeros proyectos. En uno de ellos trabajaron en forma conjunta Jobim y Vinícius, quienes después de "Orfeu da Conceiçao" habían descubierto sus afinidades estéticas. Elizete Cardoso - por entonces una verdadera diva del espectáculo - grabó, entre marzo y abril de 1958, el álbum "Cançao de Amor Demais", para el sello "Festa" Todas las canciones fueron compuestas por Jobim e Vinícius y entre ellas figuraban: "Chega de Saudade", "Serenata do Adeus", "Outra Vez", "Estrada Branca" y "Luciana". En algunos temas, el guitarrista era un bahiano poco conocido hasta entonces: Joao Gilberto (do Prado Pereira de Oliveira). Su manera de tocar cambió la historia: con la guitarra alteraba el ritmo del samba clásico y lo convertía, con una nueva división en algo totalmente diferente. Ese rasgueo, esa célula que parecía algo independiente del resto de la masa orquestal, habría de constituirse en el marco del moderno samba brasileño, la nueva voz.... la bossa nova.

A partir de ese momento, algunos músicos se movieron para permitir que Joao Gilberto pudiera grabar. Superando la resistencia de algunos empresarios, Gilberto registro para la Odeon su primer disco como cantante. Fue un 78 RPM con "Chega de Saudade", de Antonio Carlos Jobim y Vinícius de Moraes, en una de las caras, y "Bim-Bom", del propio intérprete, en la otra. Esto ocurrió el 10 de Julio de 1958. Unos meses después, el 10 de noviembre, registraba su segunda placa con "Desafinado", de un lado y "Oba La La" del otro. En diciembre de ese mismo año, "Chega de Saudade" se había convertido en gran éxito en Sao Paulo primero y después en Río de Janeiro. Había nacido la Bossa Nova.

El público, y también los intérpretes y compositores, no tardaron en advertir que Joao Gilberto desataba la revolución total. Su voz y su guitarra eran una forma nueva de expresión. Eran instrumentos nuevos, sin antecedentes directos. De inmediato, Joao, sin proponérsele, comenzó a influir sobre los músicos jóvenes de Río: cantantes, compositores y arreglistas. En él estaba el estilo que se oponía a lo común de la época: nada de malabarismos vocales, nada de brazos abiertos, nada de emoción superficial. Gilberto rompió con la estructura del show. Inventó un mundo íntimo, llenos de sofisticaciones, de estudio, de sutilezas. Enriqueció con su talento las nuevas canciones y con su imaginación renovó las viejas. Esto se hizo claro cuando el público conoció, en marzo de 1959, el primer álbum de Gilberto. El productor fue Aloisio de Oliveira, mientras que los arreglos corrieron por cuenta del pianista Antonio Carlos Jobim, quien además suscribió los comentarios de la contraportada, afirmando: "Gilberto es un bahiano bossa nova de 27 años. En muy poco tiempo influyó sobre toda una generación de arreglistas, guitarras, músicos y cantantes". Ese disco incluía viejos y nuevos temas corno "Brigas Nunca Mais", "Lobo Bobo", "Maria Ninguém", "Rosa Morena" y "Chega de Saudade", que le daba el título general, entre otros. En este trabajo quedó claro que, cuando Joao cantaba, había un juego rítmico entre la guitarra, la voz y la batería. No se trataba de una "batida" cuadrada, que se repetía como con un molde. Se generaba, en cambio, una nueva combinación rítmica de melodía con armonía: la melodía en un ritmo, la armonía en otro. Esto es particularmente apreciable en "Bim-Bom", donde se advierte la disociación entre el acompanamiento que Gilberto produce en la guitarra y lo que él canta.

La revolución armónica de la bossa, en cambio, fue menor que la rítmica. Aquí se apreciaba la influencia de Dick Farney, Alfredo José da Silva, y fundamentalmente, del jazz de la costa oeste de los Estados Unidos, en especial de Shorty Rodgers, a quien mucho escuchaba Gilberto.

En la primera generación de la Bossa Nova, la melodía fue delineada por Antonio Carlos Jobim y por Carlos Lyra. Esa melodía fue también moderna, teniendo la base de una nueva armonía, pero estuvo ligada a las tradiciones brasileñas y a sus grandes creadores de siempre.

Por último, digamos que la poesía de la bossa también fue diferente. Como alguna vez dijo Nara Leao: "Antes se escribían letras muy folklóricas y sin metáforas: voy a morir, te voy a matar de amor, etc. La bossa introdujo la delicadeza, la imagen poética, una cierta ingenuidad". En este terreno, en cuanto al manejo y a la valorización de la palabra, tuvo la fundamental y fuerte influencia de Vinícius de Moraes.

Rítmica, armónica, melódica y poéticamente, la bossa nova sorprendió a críticos, públicos y músicos brasileños. Toda una joven generación "se subió" al movimiento que se extendió a lo largo y a lo ancho del territorio brasileño.

Desde entonces, aparecieron varios movimientos musicales como la "Canción Protesta", la "Joven Guardia" o el "Tropicalísimo". Algunas carreras brillantes se fueron apagando. Muchos músicos cambiaron de rumbo. Otros emigraron, como Eumir Deodato, Sérgio Mendes, Astrud Gilberto, Flora Purim y Airto Moreira. Sin embargo, algunos ídolos surgidos en aquella época continúaron actuando y editando discos.

Después de tanto tiempo, superadas las divisiones, las polémicas, las situaciones coyunturales, la Bossa Nova, que nunca terminó de irse, regresa. Nara Leao regraba con Roberto Menescal todo el repertorio de Antonio Carlos Jobim; la compositora- cantante Joyce se une al formidable tecladista Gilson Peranzetta y rinde su homenaje a Jobim. El mismo año grabó un álbum en homenaje a Vinícius, denominado "Negro Demais no Coraçao", Joao Gilberto actúa en el Festival Internacional de Jazz de Montreaux, Suiza; el sello WB edita un álbum doble en todo el mundo con esa presentación, y músicos de todo el planeta, pero en especial de los Estados Unidos, siguen componiendo en ritmo de bossa o grabando las inolvidables melodías del primer período.

No es exagerado afirmar que la riqueza de la música popular brasileña actual se genera en la revolución iniciada en los años 58-59 con la bossa. Sin este gran movimiento, el presente musical brasileño, tal como lo conocemos, no existiría. Este es, ni más ni menos, el aporte de la Bossa Nova a la creación artística del Brasil y del mundo.