Milonga

Milonga

La segunda vertiente del binario colonial que confluyó en el nacimiento del tango es la milonga. La palabra es de origen africano y significa lío, problema, batahola, enredo. Por extensión, servía para designar a las casas de baile de los barrios periféricos y a las mujeres que trabajaban en ellos. Coexistió con la habanera, pero reinó en ambientes sociales muy humildes. Por eso, incluso se la ha llamado la habanera de los pobres. Sin embargo, aunque sea hermana de la habanera, la milonga tiene una mayor relación con la música afroamericana. Según Horacio Ferrer, "bien podemos concebir su origen como la contradanza europea en su versión ciudadana rioplatense, y siguiendo la idea de Grenet, describirla como una melodía criolla rioplatense fundida al poderoso aliento de los tambores candomberos", de cuyos ritmos.

La milonga se estructura en compás binario de 2/4, siguiendo un diseno músical característico del cancionero colonial. Tuvo su denominación al ser incluida en los repertorios de los establecimientos de baile o "milongas", nombre que se comenzó a dar a dicho género músical alrededor del año 1870. El investigador Carlos Vega sostiene, en su libro Danzas y canciones Argentinas, que la milonga es una "expresión local de viejo arraigo, aunque antes se la llamara de otro modo. Ha adoptado coreografia portena y es intensamente cultivada por el bajo pueblo (...) Subió a la escena muchas veces. Ya la vimos en la revista De paseo por Buenos Aires (1889), después en la revista Exposición Argentina (1891), más tarde en el cuadro de costumbres campesinas Ley Suprema (1897) y en la zarzuela el Deber(l898). La milonga no perdió la vida hacia 1900; perdió el nombre. Alentará después de muches años en la entrada del tango argentino".

Horacio Ferrer menciona que entre las milongas que se conocían rn las dos márgenes del Río de la Plata a fines del siglo XlX destaca La Estrella, de Antonio Domingo Podestá, interpretada en las obras criollas que él y sus hermanos representaban en los circos. Hugo García Robles, citado por Horacio Ferrer, afirma por su parte en El folklore músical de Argentina y Uruguay, que "hacia mediados del siglo pasado está gestándose ya la Milonga en el Uruguay y en torno a 1870 está ya presente. A fines del siglo XlX llenaba tres funciones: 1) acompanaba el incipiente baile de pareja tomada independiente, subclase de abrazada que conduciría a una verdadera revolución coreográfica que compartiría con el tango; 2) es payada de contrapunto, después de haber desplazado en esta misión a la cifra, y 3) es canción criolla que se canta con diferentes modales de estrofa (cuartetas, sextinas, octavillas o décimas).

La milonga tuvo una clara innuencia en el surgimiento del tango, pero paralelamente evolucionó y también se mantuvo como género independiente. Incluso hay una especie de híbrido que ha sobrevivido con variada suerte -a tal punto que algunos estudiosos lo consideran extinguido- denominado tango milonga y que ha sido usado cuando los autores quisieron dar al tango un ritmo fuerte y sostenido. Porque, precisamente, la milonga se caracteriza por sus compases machacones y enérgicos. La sola mención de su nombre recuerda la potencia de ese ritmo que, no obstante, para muchos autores tiene como carácter específico lo cantable. En apoyo de esta posición se recuerda que, en sus primeras épocas, la milonga era confundida con la cifra, o se la denominaba de este modo, y se decía de quienes la interpretaban que cantaban por cifra, haciendo referencia a la división de las estrofas. Y esto es así, porque, en cierta forma, como canto, la milonga cumple en la música de la ciudad el papel de la cifra en el contrapunto de los payadores.