Bartolomé Esteban Murillo

1617 - 1682 (Sevilla, España)

Bartolomé Esteban Murillo

Nacido el 31 de diciembre de 1617 en Sevilla. El día 1 de enero de 1618, es bautizado en la Iglesia de la Magdalena de Sevilla, como el menor de los catorce hijos de Gaspar Esteban (barbero cirujano) y María Pérez. Cuando sólo cuenta diez años, queda huérfano, tras morir su padre el 27 de julio de 1627, muere su madre el 8 de enero de 1628.

Pasa a vivir con su hermana Ana y su marido, el cirujano Juan Agustín Lagares, que a partir de éste momento se convierte también en su tutor. A los catorce años, entra a formar parte de una de las cuatro grandes escuelas que hay en Sevilla, la de Juan del Castillo.

Gracias a las colecciones privadas de su ciudad, conoció la obra de los maestros barrocos italianos y flamencos. Se traslada a Madrid (no se conoce la fecha exacta de éste viaje). De 1638 data el primer cuadro del que se poseen noticias. La visión de Fray Lauterio. Al año siguiente pinta La Virgen del Rosario, del Palacio Arzobispal de Sevilla.

Desde sus primeras obras, representaciones de la Virgen María y la Sagrada Familia, pintó en un tono más humano y sencillo, introduciendo pequeños detalles y escenas de la vida cotidiana.

La inmaculada consepción El joven mendigo Mujer en la ventana pinturas de Murillo Las obras que crea despiertan admiración, y sirven para acrecentar su fama y para la consecución de numerosos encargos. Su pintura, a partir de 1640, se va perfeccionando y se caracteriza por una especial dulzura en el modelado y una entonación más diáfana.

El 7 de febrero de 1644 ingresa en la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario y al poco tiempo solicita acerse cargo de una serie de pinturas en el Claustro Chico del Monasterio de San francisco. El conjunto comprende once telas de tamaño natural, entre las que se destaca un San Francisco en Éxtasis, San Felipe, La muerte de Santa Clara y San Gil delante del Papa, además de los cinco episodios de la Vida de San Diego de Alcalá.

La admiración que suscitan éstas obras entre sus contemporáneos es extraordinaria. Consigue el pintor obras de gran calidad como La Cocina de los Ángeles. Entre 1645 y 1646 trabajó en 11 escenas de vidas de santos que le dieron popularidad. En el año 1660 fundó y presidió la Academia de Dibujo de Sevilla. Destacó en la interpretación de niños marginados de manera bastante emotiva, como por ejemplo en el Niño pordiosero (1645, Museo del Louvre, París).

Desde 1671 hasta 1674 trabajó en las pinturas de la iglesia de la Caridad de Sevilla, hoy en varios museos de San Petersburgo (Rusia), Madrid (el Museo del Prado conserva numerosas obras suyas) y Londres.

Sus pinturas de santos, auténticos retratos de personajes españoles de la época, corresponden al realismo imperante en el arte religioso del siglo XVII. Muere el 3 de abril de 1682, a consecuencia de un golpe sufrido al caer de un andamio mientras pintaba Los Desposorios de Santa Catalina del retablo mayor de los Capuchinos de Cádiz.

Se ha dicho de Murillo que es el pintor de la Inmaculada Concepción, misterio por el que los contemporáneos del artista sintieron especial devoción. Sólo en el Museo del Prado hay cuatro. Y hasta en San Petersburgo (Rusia) se encuentra otra de ellas.

Sus obras más numerosas e importantes son las religiosas, y, entre las de género y retrato destacan las de los niños y ángeles, tiernas, dulces y casi irreales. Se calcula el número de sus pinturas ciertas en unas cuatrocientas ochenta.