Estado Libre Asociado de Puerto Rico

Bandera de Puerto Rico

En 1508, quince años después del desembarco de Cristóbal Colón, la isla de Borinquén, en el Caribe, se convirtió en dominio colonial y no ha modificado esa situación hasta el presente. Por su ubicación estratégica a la entrada del mar Caribe -Puerto Rico es la más oriental de las Grandes Antillas-, la isla estuvo durante casi 400 años bajo el dominio español. Recibió constantes ataques de marinos y piratas ingleses, holandeses y franceses y finalmente permaneció, desde 1898, bajo el control de Estados Unidos.

En las primeras décadas del siglo XVI comenzó a establecerse en Puerto Rico una economía azucarera. Según un documento de la época, en 1560 la isla ya poseía cerca de 15 mil esclavos. Ese ciclo, sin embargo, tuvo poca duración: en las postrimerías del siglo el cuero se impuso como principal producto, repitiéndose lo que años antes había ocurrido en Santo Domingo.

Al igual que en las islas vecinas, los tainos -pueblos nativos- fueron diezmados por la guerra, las enfermedades y el exceso de trabajo. Fue necesario importar esclavos africanos para sustituirlos en los cultivos, de donde provenía la mayor parte de las provisiones utilizadas por las expediciones de conquistadores españoles en el continente. De esta manera, la cultura puertorriquena se hizo de una mezcla de los acervos africano y español.

Además de sufrir ataques desde el exterior, el dominio español estaba continuamente amenazado por la resistencia de tainos y negros. Estos últimos se rebelaron sucesivamente en 1822, 1826, 1843 y 1848. Las guerras de independencia que se propagaron por el resto de América Latina repercutieron en Puerto Rico dando lugar a la lucha por la reforma administrativa (1812-1840), movimiento que fue sofocado por España con violencia implacable.

En 1868, cinco años antes de la abolición definitiva de la esclavitud, un grupo de patriotas, dirigido por Ramón Emeterio Betances, llevó las rebeliones más adelante: en la ciudad de Lares proclamó la independencia de Puerto Rico e inició una lucha armada para liberar a la isla. Los patriotas fueron derrotados, pero el "Grito de Lares" marcó el nacimiento de la nación puertorriquena.

En los años posteriores, el movimiento independentista siguió creciendo. En 1897, los cubanos estaban en pie de guerra dirigidos por José Martí en un movimiento que se extendía a Puerto Rico. La intervención de Estados Unidos en la guerra contra España, en 1898, aceleró la derrota de los europeos, pero para Puerto Rico sólo significó un cambio de amo.

La administración colonial de Estados Unidos, primero militar y después civil, impuso el inglés como idioma oficial e intentó transformar la isla en una plantación de cana de azúcar y en base militar. En 1917, los puertorriquenos fueron declarados ciudadanos norteamericanos, aunque no tenían voz en el gobierno de la isla. La resistencia contra el dominio colonial prosiguió. En 1922 fue fundado el Partido Nacionalista (PN). Las rebeliones independentistas alentadas por el PN, en 1930 y 1950 fueron dominadas mediante una violenta represión.

Pedro Albizu Campos, principal dirigente del PN desde 1930 hasta 1965, -año en que murió- fue castigado con el exilio y con la cárcel por sus actividades anticolonialistas.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Puerto Rico fue nuevamente transformado en una guarnición militar para mantener el control del Caribe. Estados Unidos construyó siete bases militares en la isla.

Cediendo a la fuerte presión nacional e internacional, en 1947 los Estados Unidos se vieron obligados a permitir que Puerto Rico eligiera su propio gobernador. Al año siguiente, las elecciones entregaron el cargo a Luis Munoz Marín, líder del Partido Popular Democrático (PPD), que pretendía transformar el país en un "Estado libre asociado". Estados Unidos autorizó la redacción de una nueva Constitución en 1959, que después de aprobada en un plebiscito y ratificada por el Congreso norteamericano dos años más tarde, institucionalizó el programa de Munoz Marín.

El régimen de Estado Libre Asociado, vigente hasta el presente, deja en manos de Estados Unidos los asuntos financieros y las relaciones exteriores, manteniendo la ciudadanía y la moneda comunes, así como el libre acceso a Estados Unidos para los puertorriquenos y viceversa.

Con la institucionalización del Estado Libre Asociado, las Naciones Unidas eximieron a los Estados Unidos de la obligación de informar sobre la situación de Puerto Rico ante la Comisión de Descolonización, avalando tácitamente el acuerdo como el "fin" de la dominación colonial. Sin embargo, en setiembre de 1978, la Comisión de Descolonización abandonó esa posición y en diciembre del mismo año una resolución de la Asamblea General de la ONU definió a Puerto Rico como colonia y exigió el derecho a la autodeterminación del pueblo de la isla.

Muñoz Marín promovió también la industrialización de la isla, por medio de fuertes inversiones de los Estados Unidos, estimuladas por las ventajas fiscales brindadas por el gobierno norteamericano. A lo largo de la década de los 50, el influjo de productos norteamericanos provocó la destrucción de la agricultura y el desplazamiento de los hacendados puertorriquenos (actualmente más de 50% de los alimentos consumidos en la isla son importados). El joven proletariado surgido de ese proceso fue más que suficiente para proporcionar mano de obra barata a la ascendente comunidad industrial norteamericana de la isla. Como consecuencia los puertorriquenos comenzaron a emigrar en masa hacia los Estados Unidos -especialmente a Nueva York- en busca de trabajo. El censo norteamericano de 1980 estimó en más de dos millones los puertorriquenos que vivían en los Estados Unidos.

Con el advenimiento de las grandes convulsiones sociales de la década de 1960, la lucha por la independencia recobró fuerza. No obstante, un plebiscito realizado en 1967 renovó la opción por el régimen de Estado Libre Asociado. En las elecciones del año siguiente, el cargo de gobernador recayó en el candidato del Partido Nuevo Progresista (PNP), que defiende la incorporación de la isla a los Estados Unidos como el Estado número 51. Las elecciones de 1972 devolvieron el gobierno al PPD, bajo la jefatura de Rafael Hernández Colón. En 1976 retornó el PNP, con Carlos Romero Barceló como gobernador, quien afirmó que si era reelegido para un segundo mandato convocaría un referéndum para decidir la transformación de Puerto Rico en un Estado norteamericano. Romero Barceló fue efectivamente reelegido en 1980, pero por un margen tan pequeño de votos que los planes de promover un plebiscito fueron abandonados, a pesar de contar con el apoyo del presidente Ronald Reagan.

Puerto Rico posee sólo un representante en el Congreso de Estados Unidos y ese único representante apenas puede votar en comités, y no en el plenario. La ciudadanía norteamericana sólo dio a los puertorriquenos el derecho a participar en las elecciones presidenciales de 1980, si bien los que residen en el continente pueden votar en todas las elecciones.

En las elecciones del 6 de noviembre de 1984, fue elegido Rafael Hernández Colón, quien prometió "un cuatrienio marcado por la lucha contra la corrupción y el desempleo", renovando el régimen de estado libre asociado y alejando momentáneamente los planteos más integradores a la Unión que había impulsado su antecesor.

Hernández Colón fue reelegido en noviembre de 1988 con 48,7% de los votos, contra 45,8% de los partidarios de la anexión a Estados Unidos y 5,3% de los independentistas.

Durante 1989 el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas expresó su deseo de que el pueblo de Puerto Rico pudiera ejercer su derecho a la autodeterminación y a la independencia. La resolución destaca el "carácter y la identidad claramente latinoamericanas del pueblo y la cultura de Puerto Rico".

En abril de 1991 el gobernador Hernández Colón firmó una ley por la que el español se convirtió en lengua oficial. Pocas semanas después el pueblo puertorriqueno obtuvo el premio Príncipe de Asturias -otorgado por la corona española- "por la defensa de la lengua castellana que se hace en ese país".

En el plebiscito llevado adelante a fines de 1991 se expresaron diferentes estrategias para promover el desarrollo de la isla. El gobernador logró unir a los nacionalistas moderados y a los independentistas, quienes hicieron campana conjunta por el sí al derecho de su autodeterminación, el fin del sometimiento a la jurisdicción estadounidense, la afirmación de la identidad puertorriquena, (más allá de un eventual referéndum que decidiera la independencia, la asociación o la anexión a los Estados Unidos), y el mantenimiento de la ciudadanía norteamericana. Pero el esfuerzo fue derrotado por el 55% de los votantes, quienes apoyaron la posición del PNP de evitar rupturas con Washington. Ante este resultado, la posición de Hernández dentro de su partido se debilitó, permitiendo el crecimiento de sectores más proautonomistas en su seno. Hernández renunció, finalmente, al liderazgo del Partido Popular Democrático.

En 1992, Pedro Rosselló resultó electo gobernador, mientras Carlos Romero Barceló fue elegido representante en el Congreso de EEUU. El nuevo gobierno inició reformas en el sistema de salud pública y en la educación.

Pedro Rosselló, un partidario de la anexión de Puerto Rico por parte de Estados Unidos, fue electo gobernador en 1992. Su propuesta de transformar el inglés en la única lengua oficial de la isla --en lugar del español-- provocó manifestaciones masivas de protesta. Finalmente, en 1993 el inglés fue promulgado como idioma oficial, pero junto con el español que ya lo era.

En noviembre se realizó un referéndum para decidir el futuro político de la isla. La permanencia del estatus de "estado libre asociado" obtuvo una estrecha victoria, con 48,4% de los votos, contra 46,2% en favor de la transformación de Puerto Rico en el 51 estado estadounidense y 4,4% por la independencia.

Algunas personalidades independentistas habían aceptado colaborar --en sectores como la cultura-- con el gabinete "anexionista" de Roselló. Pero en mayo de 1995 el gobernador destituyó a la directora del Instituto de Cultura Puertorriqueno, Awilda Palau, y las posibilidades de colaboración se redujeron.