República Bolivariana de Venezuela

Bandera de Venezuela

Numerosos pueblos de orígen caribe (cumanagotos, tamaques, maquiritares y arecunas, entre otros), habitaban el extremo norte de América del Sur cuando Cristóbal Colón llegó a esas costas en 1498. Las construcciones locales sobre pilares recordaron a los españoles las de Venecia y por eso dieron al país el nombre de Venezuela.

Durante el dominio colonial, Venezuela fue organizada como Capitanía General del Virreinato de Nueva Granada. En el siglo XVIII, se convirtió en la colonia agrícola más importante, fundamentalmente basada en el cacao, lo que a su vez formó una aristocracia criolla ("mantuanos"), con mano de obra esclava africana; de ahí que los "pardos" formaran la inmensa mayoría de la población.

En la capitanía nacieron dos grandes líderes de la revolución independentista americana: Francisco de Miranda y Simón Bolívar. En Caracas se formó un Cabildo que el 19 de abril de 1810 comenzó el proceso independentista, con Miranda al frente de los ejércitos. La idea de Miranda era formar una vasta confederación americana llamada Colombia, coronando a un Inca como emperador. Miranda fue capturado por los españoles en 1811 y murió en prisión.

Bolívar adhirió al programa de liberación mirandino apoyándose, en principio, en la oligarquía mantuana. En una rápida campana, entre 1812 y 1813, logró instalar un gobierno en Caracas.

El proyecto independentista no preveía cambios en la estructura social y no fue acompañado por las masas llaneras (pardos en su mayoría, que odiaban a sus duenos criollos). Las encabezó el caudillo José Tomás Boves, leal a la Corona española. Boves derrotó a Bolívar en 1814, decretó la libertad de los esclavos y realizó repartos de tierras entre los campesinos.

Perdida la Primera República, Bolívar se exilió y entró en contacto con el presidente haitiano Alexandre Sabés Petion, quien apoyó el proyecto revolucionario. De regreso en Venezuela hizo suyas las reivindicaciones populares y ganó así el apoyo de las masas. acompañado por importantes líderes militares, como Antonio José de Sucre, Marino, José A. Páez y Arismendi desarrolló victoriosas campanas militares en la mitad norte del subcontinente hasta fundar Bolivia.

En 1819 el Congreso de Angostura creó la Gran Colombia, al unir Ecuador, Colombia, Venezuela y Panamá. Once años después, en 1830, poco antes de morir Bolívar, el general Páez declaró la separación de Venezuela de la Gran Colombia.

Páez fue el gran caudillo y centro político de Venezuela durante muchas décadas. Su heredero político, Antonio Guzmán Blanco, puso en marcha una serie de reformas para modernizar el país: introdujo nuevas técnicas de producción, nuevos medios de comunicación y reformó la legislación.

Juan Vicente Gómez tomó el poder en 1908. Gobernó durante 17 años como dictador, eliminando al sistema de caudillos. Con su apoyo ingresaron al país las trasnacionales petroleras, que se instalaron preferentemente sobre el lago Maracaibo.

En 1935 asumió el poder su antiguo segundo, el general Eleazar López Contreras, sucedido en 1941 por el general Isaías Medina Angarita. Este último sentó las bases de la liberalización de la vida política, permitió el registro legal del Partido de Acción Democrática (AD) y apoyó a los aliados en la Segunda Guerra Mundial.

No obstante, las aspiraciones de las mayorías demoraron en ser satisfechas, a lo que se sumó el descontento militar. En 1945 un movimiento cívico-militar dirigido por Rómulo Betancourt (principal líder de AD) y el general Marcos Pérez Jiménez, tomó el gobierno y en 1947 convocó a las primeras elecciones generales directas del país. El escritor Rómulo Gallegos, candidato de AD, asumió la presidencia, pero fue depuesto en 1948 por una nueva Junta Militar, que luego se transformó en la férrea dictadura de Pérez Jiménez.

Diez años mas tarde, en enero de 1958 Pérez Jimenez fue derrocado por una revuelta popular, y el país inició una etapa de democracia estable, con un gobierno formado por una coalición de AD, COPEI y Unión Republicana Democrática. La estabilidad política se debió en gran medida a los cuantiosos ingresos petroleros, al mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos y a la expansión de los derechos políticos.

Sin embargo, el crecimiento económico nacional poco aportó a los sectores más desposeídos. Esto creó condiciones para protestas sociales así como para el desarrrollo de la lucha guerrillera encabezada por el Partido Comunista, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (escisión de AD) y otros grupos de izquierda.

En 1960, Venezuela impulsó la creación de la OPEP y 15 años más tarde, bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez, los recursos petroleros fueron nacionalizados. Pérez apoyó la creación del Sistema Económico Latinoamericano (SELA) y defendió el programa del Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI).

En las elecciones de diciembre de 1978 volvió al poder la democracia cristiana, pero el presidente Luis Herrera Campins no introdujo alteraciones sustanciales en la vida del país.

Pese a ser el tercer exportador mundial de petróleo y a que durante los gobiernos de Pérez y Herrera se obtuvo el más alto precio mundial de dicha materia prima, lo que produjo la mayor renta per cápita de América Latina, no se supieron administrar adecuadamente estos enormes capitales. Se crearon gigantescas empresas estatales hidroeléctricas, de hierro, aluminio y cemento, entre otras, mientras al mismo tiempo se subsidiaban casi todas las actividades privadas. Aún hoy, el Estado venezolano genera 95% de las exportaciones, y es por lejos el mayor empresario.

En 1981 y 1982 se reanudaron los litigios de soberanía con Colombia en la península de la Guajira y con Guyana por la región del Esequibo. Mientras tanto, a partir de las Conferencias sobre el Mar, Venezuela consagró sus derechos territoriales sobre enormes extensiones del Mar Caribe.

Un fuerte descenso en los ingresos por las ventas de petróleo, el endeudamiento externo fomentado por el gobierno y una evasión masiva de capitales privados hacia el exterior, en 1982 obligaron al gobierno a controlar el cambio y el comercio exterior. Comenzó a registrarse un aumento de la inflación, el desempleo y la escasez de vivienda, elevándose la pobreza crítica.

En las elecciones de diciembre de 1983, el descontento generalizado se tradujo en la victoria de Jaime Lusinchi (AD), quien obtuvo el 56% de los votos. Su principal adversario fue el demócrata cristiano Rafael Caldera, de COPEI.

La población mantuvo algún tiempo el apoyo a Lusinchi, pero fue imposible detener el proceso de deterioro económico evidenciado en junio de 1983, cuando Venezuela debió suspender el pago de 5.000 millones de dólares por intereses y amortizaciones de su deuda.

La política de Lusinchi se basó en un plan de austeridad de mediocres resultados, un fallido pacto social con patronales y sindicatos y, hacia el final de su mandato, un control estatal aún mayor sobre la economía. Este desembocó en escandalosos favoritismos, a través de la concesión de divisas preferenciales, a la mitad de su valor de mercado.

En sus relaciones externas, Venezuela recuperó un activo papel en el Grupo de Contadora, pero mantuvo su línea tradicional de relaciones con el FMI y Estados Unidos. En enero de 1986 el gobierno refinanció casi dos tercios de su deuda, sobre la base de una amortización total en 10 años, pero la caída del precio del petróleo obligó al gobierno a volver a negociar un año después. Sin embargo, antes de cesar su gestión, Lusinchi anunció la suspensión de los pagos, con el fin de obtener un nuevo financiamiento.

En las elecciones del 4 de diciembre de 1988, Carlos Andrés Pérez, con el apoyo de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), venció con 54,5% de los votos contra 41,7% de Eduardo Fernández, candidato de COPEI.

Veinticinco días después de la toma del mando se produjo una ola de tumultos y saqueos de comercios (denominada "febrerazo" o "caracazo"). Esta pareció ser una respuesta espontánea de sectores sociales marginados a incrementos en las tarifas públicas y el precio del petróleo. La represión policial dejó un saldo de más de mil muertos y desaparecidos (246 según el gobierno), además de dos mil heridos y centenares de detenidos.

Con la aplicación de medidas de ajuste económico respaldadas por el FMI el gobierno había perdido gran parte de su apoyo popular. En diciembre de 1989, por primera vez en su historia los venezolanos eligieron los gobernadores de sus 20 estados y los alcaldes de 200 municipios. En medio de una abstención de casi 70%, se registró un avance de la oposición demócrata cristiana y de la izquierda.

Acción Democrática ganó diez gobernaciones, pero perdió en muchos de sus reductos tradicionales, mientras COPEI obtuvo cuatro. Resultó llamativo el triunfo de la izquierda en tres estados: en Bolívar (el gran polo industrial), fue elegido el sindicalista Andrés Velázquez; en Aragua, venció fácilmente el Movimiento al Socialismo (MAS); y, en Anzoátegui, un líder del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP).

A pesar de la delimitación del territorio de la población nativa, por parte del gobierno no se ha logrado una protección eficaz de la población indígena. Esta sigue sufriendo persecuciones de terratenientes, campesinos criollos y funcionarios, aparte de una incipiente invasión de garimpeiros, mineros brasileños, en busca del oro venezolano.

A principios de los años 90, los indígenas venezolanos sumaron alrededor de 200 mil (aprox.1% de la población total) y hablaban 31 idiomas distintos.

Actualmente ha descendido el ritmo inmigratorio, considerable desde 1950 hasta 1980, pero se habla de renovarlo selectivamente (admitiendo europeos orientales). La mayoría de los extranjeros son colombianos y en menor cantidad: ecuatorianos, peruanos y dominicanos.

A comienzos de 1992, el gobierno había quedado casi sin apoyo. Su partido AD tomaba distancia de la gestión económica, mientras el Congreso decidió ejercer cada vez más su función supervisora, investigando actividades ilícitas. Sin embargo, casi nunca se llegó a procesos penales, debido a la ineficacia o corrupción del Poder Judicial.

El 4 de febrero de 1992, un grupo de militares intentó derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez. El grupo liderado por Francisco Arias fracasó, pero puso de manifiesto la corrupción administrativa y la crisis económica, como causas de la inestabilidad. Tanto Arias como el comandante de paracaidistas Hugo Chávez, ambos detenidos, pertenecían al Movimiento Militar Bolivariano-200.

Las acciones ocasionaron varias decenas de muertos civiles y militares. El ministro de Defensa, Fernando Ochoa, declaró oficialmente que 51 militares se encontraban heridos y 19 habían fallecido.

El mismo día del intento golpista, el presidente suspendió las garantías constitucionales. La medida, ratificada por el Congreso, prohibió las reuniones, restringió las libertades de prensa y libre tránsito y dispuso la detención de ciudadanos. Como excepción aceptó negociar un acuerdo con los sindicatos de la ensenanza que puso fin a casi dos semanas de huelgas y represiones policiales contra profesores y estudiantes.

El 12 de febrero un juez militar comenzó el estudio de los expedientes contra 113 oficiales y cerca de mil soldados protagonistas del golpe. Los tenientes coroneles cabecillas del golpe, fueron detenidos a la espera de una condena. Dos días después Pérez derogó las normas de excepción.

La tensión política y militar volvió a aumentar a principios de marzo, con nuevos pedidos de renuncia dirigidos al presidente de la República, al tiempo que se informaba de robos de armas y se ordenaba el acuartelamiento de unidades militares.

Ante la crisis, el 5 de marzo Pérez anunció la convocatoria de un referéndum para reformar la Constitución, la conformación de un gabinete de unidad nacional, una reforma judicial y un "cambio de rumbo" en su política económica de austeridad.

Un nuevo intento de golpe de estado tuvo lugar el 27 de noviembre de 1992. La Fuerza Aérea jugó un papel calve para controlar a los golpistas. En las elecciones para gobernadores, alcaldes, asambleas legislativas regionales y consejos municipales el partido en el poder sólo ganó en 7 de los 22 estados.

El presidente Carlos Andrés Pérez fue relevado el 21 de mayo de 1993, acusado de apropiación de fondos públicos. El cargo fue ocupado provisionalmente por Ramón Velázquez..

Rafael Caldera, presidente entre 1969 y 1974 por el partido socialcristiano, ganó las elecciones nacionales del 5 de diciembre de 1993. Tuvo el apoyo de amplios sectores y distintos partidos, con el respaldo de Convergencia y Mas como factores principales de su triunfo. La abstención alcanzó al 40% y algo más de 5 millones de personas ejercieron su derecho al voto.

De acuerdo a las estadísticas oficiales, el índice de inflación en 1993 alcanzó el 40% y casi la mitad de la población vivía bajo la línea de pobreza.

Otra fuente de inquietud social fue la repetición de violaciones a los derechos humanos, tanto a minirías étnicas como a detenidos en distintas prisiones. El 21 de agosto se informó del asesinato de 16 Yanomani a manos de "garimpeiros" -buscadores de oro brasileños- cerca de la frontera. Varios Yupca -otra tribu inígena- fueron asesinados por terratenientes en el estado de Zulia.

Una pelea en una cárcel de Maracaibo reprimida por las fuerzas de seguridad dejó 122 muertos el 3 de enero de 1994. La prisión, disenada para 1.500 detenidos, alojaba a 2.500.

El ex presidente Carlos Andrés Pérez fue condenado a prisión domiciliaria por ser mayor de 75 años. En su lujosa residencia de los altos de Caracas, Pérez culminó su condena en setiembre de 1996 y regresó a la escena política, asegurando que volvería a la presidencia. Durante su "confinación", Pérez fue acusado de haber viajado al exterior.

A fines de la década anterior, Caracas se convirtió en una de las ciudades más violentas de América del Sur. La sensación de inseguridad aumentó al mismo ritmo que los asesinatos. En 1995 se estimó que 10% de los caraquenos estaba armado.

La crisis económica se agravó a partir de 1994. El colapso financiero se inició en febrero de 1993, con la caída del Banco Latino, el segundo banco comercial del país. En agosto de 1995, 18 de los 41 bancos privados habían sido intervenidos y 70% de los depósitos era administrado por el estado.

El presidente Caldera suspendió las garantías constitucionales sobre bienes inmuebles, la propiedad privada y el comercio. También impuso restricciones a los viajes al exterior, el derecho de reunión y la inmunidad contra arrestos arbitrarios. A pesar de que el congreso votó a favor de la restauración de los derechos, el presidente volvió a implantar las restricciones para prevenir la huida de capitales y la especulación.

Los esfuerzos para atraer inversores extranjeros fracasaron en 1995 y el gobierno decidió ofrecer igualdad de oportunidades a nacionales y extranjeros para la exploración y explotación petrolera, por primera vez desde la nacionalización de la industria petrolera en 1976.

En setiembre de 1995 y en marzo de 1996 se duplicó el precio de la gasolina, lo que produjo significativos aumentos en los demás rubros de consumo, especialmente en los de primera necesidad.

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