Hernán Cortés

1485 - 1547 (Extremadura, España)

Hernán Cortés

"Carlos V lo llenó de honores, le concedió el título de marqués, le cedió vasallajes y posesiones y le confirmó el cargo de capitán general de la Nueva España".

Nació en Medellín, Extremadura, en 1485; murió en Castilleja de la Cuesta el 2 de diciembre de 1547, ambas ciudades de España. Fue hijo del capitán Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano, ambos de ascendencia noble, aunque de escasa fortuna. A los 14 años de edad pasó a Salamanca, para estudiar latinidad y jurisprudencia, pero en dos años que allí estuvo, apenas aprendió la primera y tuvo sólo cierta práctica jurídica al lado de un escribano.

Vagó después un año por el camino de Valencia y regresó pobre y urgido a Medellín, ya con la resolución de probar fortuna en América. Sus padres le dieron la licencia y el dinero para el viaje. En 1504 se embarcó a San Lúcar de Barrameda, en una nave de Alonso Quintero, con destino a La Española (Santo Domingo), donde gobernaba Nicolás de Ovando, un pariente suyo.

Participó en las campañas contra los indios de Amihuayahua y Guacayarima, y luego obtuvo una encomienda y la escribanía del ayuntamiento de Azúa, villa recién fundada. Vivió en paz y con holgura seis años, hasta que en 1511 acompañó al capitán Diego Velásquez a la conquista de Cuba. En premio de sus servicios, recibió en encomienda a los indios de Manicarao; se estableció en Santiago de Baracoa y fue el primer español que tuvo hato y cabaña en el oriente de la isla. Por ese tiempo un compañero suyo, Juan Juárez, llevó desde Santo Domingo a Cuba a su madre y a tres hermanas, a una de las cuales, Catalina La Marcaida, galanteó Cortés, resistiéndose después al matrimonio.

Este incumplimiento y su carácter pendenciero le consiguieron la animosidad de Velázquez, que amaba a otra hermana de Juárez y quien acabó por ponerlo preso. Tras una fuga y otras aventuras, al fin contrajo nupcias con Catalina y obtuvo de Velázquez el nombramiento de alcalde de Santiago, puesto que desempeñaba en 1518. Durante ese año y el anterior, los viajes de Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva revelaron la existencia de nuevas tierras al oeste, pobladas por indígenas de una cultura superior, y ricas en oro y plata. Deseoso de extender los dominios del Rey, el gobernador Velázquez organizó una tercera expedición y puso frente de ella a Cortés, con quien arregló el negocio por escritura del 23 de octubre de 1518, otorgada ante Alonso de Escalante.

Las instrucciones se reducían a buscar a Grijalva, explorar el país descubierto, tomar posesión de él, obtener oro, imponer la fe y rescatar a unos cautivos cristianos de los que se hablaba. Tras rápidos preparativos, Cortés zarpó de Santiago el 18 de noviembre e hizo escalas en Trinidad y La Habana para proveerse de bastimentos, pertrechos y hombres. Velázquez sospechó una posible defección de Cortés y trató de detenerlo, revocándole la licencia, pero éste abandonó la isla, ya en actitud de franca rebeldía, el 18 de febrero de 1519.

Unos días más tarde tocó Cozumel e inició así su mayor hazana, que culminaría el 13 de agosto de 1521 con la toma de México - Tenochtitlan.

La capital del imperio azteca quedó arrasada y Cortés fijó su residencia en Coyoacán. Allí fueron a sometérsele muchos señores indígenas, entre ellos el monarca de los tarascos. El monto del botín, que a muchos de los de su hueste pareció irrisorio, hizo que permitiera el tormento que Julián de Alderete aplicó a los señores de México y Tacuba, a quienes por ese medio se trató de obligar a que revelaran el paradero de los tesoros perdidos.

Para atraerse el favor de Carlos V, el conquistador le envió la quinta parte de lo conseguido, primero con Antonio de Quiñones, muerto en ruta, y luego con Alonso de Ávila, quien cayó prisionero de los franceses, pero que pronto repuso con el tesoro que al fin puso Diego de Soto en manos del rey de España. Mientras tanto, Velázquez, contando con el apoyo del obispo de Burgos, consiguió que se enviase a Veracruz al gobernador Cristóbal de Tapia, con orden de quitar el mando a Cortés y conducirlo preso a la corte; pero como tales instrucciones no eran directas del Emperador, los comisionados de Cortés lo convencieron de que se reembarcara, contentándolo con comprarle los caballos y negros que había traído (diciembre de 1521).

Al fin triunfaron las gestiones del duque de Béjar y otros amigos del conquistador, y el 15 de octubre de 1522 se nombró a Cortés, desde Valladolid, gobernador y capitán general de la Nueva España, se prohibió a Velázquez intervenir en los asuntos de ésta y se levantó el embargo sobre el oro y otros bienes remitidos a Martín Cortés. Por entonces se decidió reconstruir la capital en el mismo sitio en que había estado, muy a pesar de los inconvenientes de su situación lacustre, aunque referida ahora a una traza española. En noviembre de 1552 murió Catalina Juárez, quien poco antes había llegado a Nueva Nueva España.

Apenas consumada la caída de México - Tenochtitlan, quiso Cortés que se emprendiera la exploración de territorios más remotos: entre otros, Juan Álvarez Chico, Alonso de Ávalos y Gonzalo de Sandoval penetraron al occidente, Pedro de Alvarado viajó al país de los zapotecas; el propio Alvarado fue enviado después a la conquista de Guatemala y Cristóbal de Olid, por mar, a la de Honduras (principios de 1524).

Este último, seducido por Velázquez, gobernador de Cuba , traicionó a Cortés, quien primero envió contra él a Francisco de las Casas y luego fue personalmente en su busca. Salió de México en octubre de 1524 con un lucido y fuerte acompañamiento y llevándose por precaución a Cuauhtémoc y otros señores vencidos. Dejó en la capital, encargado de gobierno, al tesorero Alonso de Estrada, al contador Rodrigo de Albornoz y al licenciado Alfonso de Zuazo.

El 2 de julio de 1526 llegó a México el juez Ponce de León que asumió el gobierno el día 4 y murió el 20, sospechándose que Cortés mandó a envenenarlo. Antes de fallecer dejó al mando al licenciado Marcos de Aguilar, inquisidor del Santo Oficio, quien a su vez murió siete meses después siendo sustituido por Alonso de Estrada. Este desterró de la capital a Cortés quien primero se mudó a Coyoacán y luego a Texcoco, para finalmente pasar a España a exponer sus quejas. Carlos V lo recibió con honores, le concedió el título de marqués y le cedió vasallajes y posesiones y le confirmó el cargo de capitán general de la Nueva Nueva España.

Después Cortés consiguió en Roma por conducto de Juan rada el patronato perpetuo del Hospital de la Purísma Concepción después llamado de Jesús.

Por aquellos días contrajo matrimonio con Juana de Zúñiga en España y regresó a México por Veracruz, se retiró a Cuernavaca para planear la administración de sus haciendas y realizó más expediciones llegando hasta Nayarit y Baja California.

En 1540 tuvo graves dificultades con el virrey Antonio de Mendoza y viajó a España para quejarse ante Carlos V, pero esta vez no fue atendido a pesar de que se unió a las fuerzas del Emperador en la desafortunada campaña contra Argel en 1541.

Decepcionado y enfermo hizo testamento el 12 de octubre de 1547 en Sevilla, ante el escribano público de Portes, retirándose después a Castilleja de la Cuesta y muriendo a los 63 años de edad.

De su matrimonio con Juana de Zúñiga dejó Cortés un hijo (Martín) y tres hijas (María, Catalina y Juana). Tuvo además cinco hijos naturales. Martín, de doña Marina, La Malinche, Luis de Antonia Hermosillo; Leonor, de Isabel Moctezuma y María de otra india noble.

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