Felipe II

1527-1598 (Valladolid, España)

Felipe II

Nació el 21 de mayo de 1527 en Valladolid. Hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Instruido desde muy joven por Juan Martínez Silício y Juan de Zúniga.

Su padre decidió abdicar en Felipe, en 1555-1556. Por lo que, tras viajar por Italia y los Países Bajos y ser reconocido como sucesor regio en los estados flamencos y por las Cortes castellanas, aragonesas y navarras, se dedicó plenamente a gobernar desde la corte madrileña con gran actividad y celo. Su reino se baso en consejos y secretarios reales y con una gran administración centralizada. Pese a todo su poder, las bancarrotas, las dificultades hacendísticas y los problemas fiscales fueron característicos durante todo su reinado. Su recurso al Tribunal de la Inquisición fue frecuente. Políticamente dicho tribunal fue utilizado para acabar con los conatos de protestantismo descubiertos en la Meseta castellana. Así, la unidad religiosa estaba tan presente en todos los aspectos de la vida de Felipe II que con todo rigor se valió de los autos de fe celebrados en Valladolid para afianzar la Contrarreforma católica. A la vez, los piratas berberiscos asolaban las costas mediterráneas. Aunque la expedición naval de García de Toledo consiguiera la victoria en Malta (1565), el problema morisco estaba en el interior. Los moriscos de las Alpujarras granadinas protagonizaron la principal sublevación, que no terminaría hasta que don Juan de Austria les derrotó (1569-1571).

El secretario Antonio Pérez influyó notablemente en los negocios públicos hasta su caída en 1579. Además, en 1568 moría el príncipe Carlos, que había sido arrestado debido a sus contactos con los miembros de una presunta conjura sucesoria promovida por parte de la nobleza contra Felipe II. En ambos puntos empezó a afianzarse la 'leyenda negra' antiespañola y buena parte de los problemas internos de su reinado.

Internacionalmente, para mantener y proteger su Imperio, continuamente estuvo inmerso en todos los conflictos europeos. Por esas razones, se multiplicaron las capitulaciones matrimoniales y contrajo sucesivas nupcias con María de Portugal (1543), la reina de Inglaterra (María I Tudor), la francesa Isabel de Valois y Ana de Austria (1570), madre de su sucesor Felipe III. Durante su reinado los conflictos externos se sucedieron en varios frentes. Felipe II actuaría en todos ellos teniendo presentes siempre criterios políticos y religiosos.

Heredero de la guerra contra Francia, a pesar de la Tregua de Vaucelles (1556) y nada más comenzar su reinado, ambas casas reales iniciaron su lucha por el control de Nápoles y el Milanesado. En ese contexto, el duque de Alba defendió las plazas italianas, atacando los Estados Pontificios de Pablo IV para deshacer su alianza con Enrique II de Francia. Mientras tanto, los ejércitos castellanos y fuerzas mercenarias derrotaban a las tropas francesas en su propio territorio (San Quintín y Gravelinas 1557 y 1558), origen de las negociaciones de paz del tan beneficioso para los intereses felipistas Tratado de Cateau-Cambrésis del año siguiente. No obstante, la pugna secular por el control europeo entre ambas monarquías continuó con la intervención a favor de los católicos Guisa en las guerras de Religión francesas, hasta que Enrique de Borbón adjuró del protestantismo, rubricándose en 1598 la Paz de Vervins.

Paralelamente, otro gran problema estratégico, comercial y de unidad de la fe era el peligro de la piratería, el bandidaje y las incursiones berberiscas y turcas en el Mediterráneo. Para conjurar dicha amenaza, constituyó, con Venecia, Génova y el Papado, el bloque principal de la Liga Santa contra el Imperio otomano. La flota al mando de don Juan de Austria -con Requesens, Álvaro de Bazán, Colonna y Doria- obtuvo la renombrada aunque no decisiva victoria naval de Lepanto (1571). Contra Inglaterra los resultados fueron menos afortunados, debido al control marítimo militar inglés. Muerta su esposa María Tudor, las relaciones con Isabel I se enrarecieron, hasta que chocaron sus contrapuestas política, religiosa y económica. En su pugna permanente, apoyando a todos los enemigos castellanos, Isabel de Inglaterra acabó con los católicos reyes escoceses, mientras apoyaba la piratería en el Caribe (Francis Drake) y a los rebeldes holandeses. La conclusión militar vino determinada en 1588 por la derrota de la Armada Invencible capitaneada por el duque de Medinasidonia. A partir de entonces, el poderío naval español en el Atlántico comenzaría su declive.

Felipe II tampoco pudo solucionar el conflicto político-religioso generado en los Países Bajos. Ninguno de sus sucesivos gobernadores, desde Margarita de Parma, pudieron conseguir sus objetivos. Tras las victorias del duque de Alba hasta 1573, ejecutando a Egmont y Hornes, ni Luis de Requesens, ni don Juan de Austria, ni Alejandro Farnesio doblegaron la rebelión de los 'mendigos del Mar' calvinistas. Alternando procedimientos suaves con otros métodos muy enérgicos, no consiguieron aplacar la sublevación de los Estados Generales y la definitiva emancipación de Holanda, Zelanda y el resto de las Provincias Unidas.

En cambio, consiguió un gran triunfo político al conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios, haciendo valer sus derechos sucesorios en 1581 en las Cortes de Tomar.