Estados Unidos Mexicanos

Bandera de México

Con 20.000 años de evolución histórica y dos milenios de vida urbana, en el territorio del actual México, los mesoamericanos desarrollaron civilizaciones avanzadas, como la olmeca, la teotihuacana, la maya y la mexica, que alcanzaron considerables logros en las artes, la ciencia y la técnica, y elaboraron complejas formas de organización política y social.

Al llegar los españoles, a comienzos del siglo XVI, Moctezuma II, emperador de los aztecas (mexicas), reinaba sobre un imperio del tamaño de la Italia moderna, cuya capital era Tenochtitlan, la actual ciudad de México. En 1521 se consumó la conquista, en gran medida por la habilidad con que el aventurero español Hernán Cortés aprovechó las tensiones entre los aztecas y los pueblos que les pagaban tributos, alentando sus luchas, para terminar sometiendo a unos y otros. A partir de entonces se inició un proceso de cristianización e hispanización de los indígenas.

En el siglo XVII se definieron las principales estructuras económicas de la Nueva España. Surgió la hacienda como unidad productiva básica y la minería se convirtió en el centro de la economía colonial, que cubría las necesidades de oro y plata de la metrópoli. La población indígena fue explotada y diezmada por el trabajo y las pestes. Hacia 1800, México se había convertido en uno de los países más ricos del mundo; un país de "mucha riqueza y máxima pobreza".

Después de casi tres siglos de dominación colonial, en 1810 se inició la lucha independentista, dirigida principalmente por criollos, descendientes de españoles. Entre ellos se destacaron los curas Miguel Hidalgo y José María Morelos. El movimiento se transformó en causa popular y nacional, al incorporarse indígenas y mestizos a las filas rebeldes. Fue aplastado por los ejércitos reales. Pero la revolución liberal en España cambió radicalmente el panorama. Los peninsulares establecidos en la colonia y el clero conservador sintieron amenazados sus privilegios y pactaron con los revolucionarios sobrevivientes la proclamación de la independencia a cambio de garantías (Plan de Iguala). En 1821 el general Iturbide se proclamó emperador, pero rápidamente fue derrocado y se instauró una inestable república.

México era entonces el más extenso de los países hispanoamericanos, con una superficie de 4,6 millones de km2, lo que incluía las provincias centroamericanas, pero también con enormes problemas económicos, políticos y sociales.

México sufrió las agresiones de España, Francia y Estados Unidos en los primeros años de vida independiente.

Entre 1821 y 1850 el país tuvo cincuenta gobiernos distintos. La inestabilidad no logró superarse con la primera contienda electoral. Como en muchos estados latinoamericanos, la burguesía mexicana se dividió en dos partidos, el liberal y el conservador.

La victoria de los liberales en 1857 consolidó la república y sentó las bases de laicidad y libre acción económica; implantó garantías individuales y expropió los bienes del clero. Pero los conservadores, con el apoyo de la iglesia, se levantaron en armas y el país se sumió en la guerra llamada de Reforma.

En 1861 Juárez triunfó y restableció la unidad nacional. Pero su decisión de suspender el pago de la deuda pública provocó la intervención armada de Francia, Inglaterra y España. Estos últimos se retiraron, pero los franceses implantaron una monarquía, en un intento de contrapesar la influencia norteamericana en la zona. Maximiliano, archiduque de Austria, fue coronado emperador. La resistencia patriótica pronto reconstruyó los ejércitos republicanos y restauró a Juárez en el gobierno, en 1867.

En 1871 apareció el periódico "El Socialista", dirigido por el obrero tipógrafo Juan de Wata Rivera. El 10 de setiembre este periódico publicó, por primera vez en América Latina, los estatutos generales de la Primera Internacional. En 1876 el general Porfirio Díaz, quien militó en las filas liberales contra la intervención francesa, tomó el poder y lo ejerció hasta 1911. Durante esos 35 años de dictadura, el país abrió sus puertas a los capitales extranjeros, se modernizó la economía y se acentuaron las desigualdades sociales.

En 1910 se inició la Revolución Mexicana en torno a las consignas de "sufragio efectivo y no reelección", con la dirección de Francisco Madero. Fue la primera revolución del siglo y de América Latina que, siendo popular, alcanzó el poder. En 1913, con la decisiva participación del embajador norteamericano Henry Lane Wilson, se organizó una conjura que terminó con el asesinato de Madero. La lucha armada tomó nuevo vigor en torno a los líderes Emiliano Zapata y Pancho Villa. Los principios de la Revolución fueron consagrados en la Constitución de 1917, promulgada por Venustiano Carranza, la más avanzada del mundo en su época y aún vigente. Pero la lucha armada entre las distintas fracciones revolucionarias continuó y en ella murieron los principales caudillos.

Las distintas corrientes revolucionarias se unificaron en 1929 en el Partido Nacional Revolucionario, creado por el presidente Plutarco Elías Calles y antecesor del actual Partido Revolucionario Institucional. En 1934 asumió Lázaro Cárdenas, continuador indiscutido y uno de los más importantes propulsores de la obra revolucionaria, cuyos pilares básicos fueron la reforma agraria, la nacionalización del petróleo -con la fundación de PEMEX- la expropiación de los bienes de las empresas petroleras extranjeras, la industrialización del país y la universalización del sistema educativo. El principio de "no reelección" quedó grabado para siempre en la Constitución mexicana. Cuando a Cárdenas se le propuso modificar la Constitución para proceder a una posible reelección, no lo aceptó. Después de Porfirio Díaz no hubo más reelecciones en México. El que fuera Partido Nacional Revolucionario se transformó en Partido Revolucionario Institucional en un cambio que implicó un nuevo nombre y el abandono de los principios socialistas.

Las condiciones de la Segunda Guerra Mundial operaron como catalizador de la primera fase de la industrialización mexicana, que alcanzó un ritmo febril durante la presidencia de Miguel Alemán (1946-1952). Las transformaciones de este período alteraron el viejo equilibrio social: México seguía siendo predominantemente rural, pero ahora las ciudades concentraban el 40% de la población, todo esto en el marco de una explosión demográfica que el rápido desarrollo no logró absorber. Pero, además, la propiedad comunitaria de la tierra, que engendró en buena medida la conciencia revolucionaria del campesino, perdió terreno frente a un nuevo tipo de explotación individual, con una tendencia a reconstruir los grandes latifundios. Así, se consumó la paradoja de que el México socialista de los profetas de 1910 era, en la década de 1950, la nación latinoamericana que mejor se adaptaba al renovado capitalismo de posguerra.

En la década siguiente, los herederos de Cárdenas -aunque no muy fieles a la integridad de las propuestas- lograron estabilizar los factores determinantes del éxito mexicano que, aunque relativo, sirvió para diferenciarlo en un continente postrado por el subdesarrollo y el estancamiento: una fuerte intervención estatal en la economía, alto volumen de inversiones públicas, equilibrio entre la industria liviana y la pesada, y el turismo. Y, fundamentalmente, la estabilidad institucional en torno a un partido gobernante convertido en el único cauce donde los mexicanos podrían volcar sus inquietudes políticas, con serias posibilidades de verse concretadas y no frustradas. Un cauce muy amplio que recogía vertientes campesinas, obreras, militares, de pequeños y medianos propietarios, tecnócratas, prácticamente todas las vertientes, excepto la iglesia y los terratenientes de viejo cuno.

En el marco de las Olimpíadas realizadas en México en 1968, el movimiento estudiantil organizó protestas denunciando la situación social del país. Una manifestación estudiantil, en la Plaza de las Tres Culturas, también llamada plaza de Tlatelolco, fue reprimida a balazos por el ejército, que había ocupado puntos estratégicos y tenía orden de tirar a matar. Cientos de muertos y heridos hicieron tristemente famosa a la que se conoce como "Matanza de Tlatelolco".

Durante la presidencia de José López Portillo (1976-1982) se descubrieron muy importantes yacimientos petrolíferos, que estrecharon la dependencia de México respecto de Estados Unidos. El país pasó a ser el primer proveedor de petróleo de su vecino del norte.

Miguel de la Madrid, que asumió la presidencia en 1982, llevó adelante una política de ajuste recomendada por el FMI. El corte de subsidios, la reducción del gasto público, la reestructura de la inversión pública y el establecimiento de un tipo de cambio dual, provocaron descontento popular y la primera derrota electoral del PRI desde su constitución. El gobierno no pudo imponer sus candidatos municipales en dos grandes ciudades y en la capital federal, en las elecciones efectuadas en junio de 1983.

Bajo la presión de la deuda externa, se acentuaron las tendencias de 1983: inflación creciente, pérdida de salario real, reducción de gasto público, deterioro de la producción y aumento del desempleo.

En 1985 la inversión extranjera directa aumentó en 1.500 millones de dólares, 66% proveniente de capitales estadounidenses, pero crecieron también las remesas al exterior por utilidades que totalizaron 344 millones en los nueve primeros meses. La deuda externa, de 96 mil millones de dólares, continuó siendo el principal problema, pues exigía un servicio anual de 12 mil millones en promedio.

El terremoto de setiembre de 1985, que sepultó a más de veinte mil personas, agravó una situación que ya era acuciante. De la Madrid llevó adelante una política de crecimiento de las exportaciones para poder pagar los servicios de la deuda, pero pese a que aquéllas aumentaron un 3%, sólo se pudo hacer frente a los pagos con nuevos préstamos. Una nueva reducción de la cuota de petróleo correspondiente a Estados Unidos obligó a generar alternativas de ingresos: una de ellas fue el turismo, otra, el apoyo a las "maquiladoras", industrias extranjeras establecidas en la frontera con Estados Unidos, exoneradas de impuestos y leyes sociales, permitiéndoseles volcar lo producido en el mercado interno.

Mientras el descontento, la inflación y el desempleo seguían en alza, las tensiones fronterizas con Estados Unidos se agravaron. El senador norteamericano Helms lideró una campana de acusaciones contra el gobierno mexicano por su manejo de la inmigración ilegal hacia su país y por la supuesta vinculación de autoridades mexicanas con el narcotráfico.

Si bien en 1987 aumentaron el superávit comercial y la acumulación de reservas, volvió a caer el empleo industrial en un 7% durante el primer cuatrimestre y la inflación, que en 1986 fue de 106%, en agosto de 1987 había aumentado a 134%.

La situación interna se fue complicando para el PRI. Se lo responsabilizó de fraude en las elecciones municipales de 1986 y, en la rama sindical, la aparición de una Mesa de Concertación Sindical independiente planteó un desafío al sector gremial del PRI, tradicionalmente hegemónico en el Congreso del Trabajo, la mayor coordinadora de federaciones del trabajo.

Los dirigentes políticos Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Munoz Ledo intentaron romper el mecanismo de designación del candidato presidencial del PRI. Ambos proclamaron sus candidaturas como alternativas al "destape" oficial. En respuesta, se les prohibió usar los locales partidarios o utilizar el emblema del PRI, invitándolos además a abandonar la organización. La nominación recayó finalmente en Carlos Salinas de Gortari, secretario de Programación y Presupuesto. La izquierda, por su parte, presentó por lo menos dos candidaturas en las elecciones presidenciales de 1988. Cinco organizaciones dieron nacimiento a la coalición Partido Mexicano Socialista, en tanto que el Partido Revolucionario de los Trabajadores y otras seis organizaciones menores presentaron una candidatura distinta.

El 6 de julio de 1988 se realizaron elecciones nacionales con participación significativa de varios partidos, cosa que no ocurría desde 1910. Resultó ganador Carlos Salinas de Gortari, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que según datos oficiales obtuvo 50% de los votos (el porcentaje más bajo de su historia). La izquierda por primera vez se presentó como una alternativa real ante la hegemonía oficial del PRI. Cuauhtémoc Cárdenas -hijo del carismático líder y presidente de México durante el período 1934-1940- se puso a la cabeza de una coalición de grupos de orientación popular, -el Frente Democrático Nacional (FDN)-, desafiando al PRI. Cárdenas ocupó el segundo lugar con 31% de los votos, en unos comicios que la oposición calificó de fraudulentos. El porcentaje de abstención fue de 49,72%.

En 1989 el FDN se dividió y Cárdenas fundó el Partido de la Revolución Democrática, compuesto por ex integrantes del PRI, comunistas y algunas organizaciones más pequeñas, mientras que el Partido Popular Socialista (PPS), el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN) se mantuvieron como organizaciones autónomas que llegaron a votar con el PRI en el Parlamento.

La nueva administración resolvió abrir el país a las inversiones extranjeras y tomar una serie de medidas destinadas al control de la inflación, lo cual fue recibido con beneplácito por el gobierno estadounidense. México inició contactos con EEUU para firmar un tratado de libre comercio, coincidiendo con la entrada del país al GATT y la autorización de inversiones extranjeras en empresas mexicanas, más allá del 49% estipulado por las leyes del país. En mayo de 1990 el presidente Salinas de Gortari privatizó la banca mexicana, que había sido nacionalizada ocho años antes.

El 18 de agosto de 1991 se efectuaron elecciones para renovar 500 diputados, 32 senadores, 6 gobernadores estatales y 66 ediles de la capital. En medio de acusaciones de fraude gigantesco por parte de la oposición, el PRI se proclamó ganador de los comicios con 61,4% de los votos, lo que le permitió el control de la Cámara de Diputados y la facultad de realizar reformas constitucionales.

Una de ellas fue la reforma agraria aprobada en diciembre de 1991. Esta estableció derechos de propiedad a campesinos que trabajaban tierras estatales, cedidas por la revolución de Zapata en 1917, en régimen de concesión de "ejidos". Según el PRI, el nuevo sistema procuró terminar con la importación de diez millones de toneladas de alimentos al año. De acuerdo con la oposición, la reforma -que permitía a los campesinos vender estas tierras- provocaría la expropiación de hecho de las pequeñas propiedades en beneficio del gran capital.

En agosto de 1992, la empresa petrolera PEMEX intensificó la explotación de petróleo en el Estado de Tabasco, al sureste de México, afectando una franja costera de 4 mil kilómetros cuadrados de pantanos y tierras bajas, la zona más grande de humedales de Centroamérica. A pesar de las protestas y planteos alternativos de científicos y organizaciones de campesinos y pescadores, la producción aumentó en agosto de 1992 a medio millón de barriles diarios.

Durante ese año, se afirmó la gestión liberal en materia económica del gobierno. En enero, se puso fin a la protección de corte constitucional del sector petrolífero.

El 17 de diciembre de 1992, los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá firmaron el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLC). (Ver recuadro en Canadá).

Durante la gestión de Salinas la inflación se redujo de un índice de tres dígitos a los 9 puntos registrados en 1993. Entre fines de 1988 y mediados de 1993, el Estado percibió unos 21 mil millones de dólares por privatizaciones. La deuda externa privada aumentó en 11 mil millones de dólares durante 1993, a un total acumulado de 34.265 millones.

En el primer trimestre de 1994, coincidentemente con la entrada en vigencia del TLC, el comercio con EEUU adquirió un ritmo vertiginoso. Las ventas mexicanas crecieron 22,5%, en tanto el vecino del norte exportó a México 15,7% más que en el trimestre anterior.

Las elevadas tasas de interés asfixiaron las pequeñas y medianas empresas. El desempleo y el subempleo afectaron a 5 y 12 millones de personas respectivamente, en su mayoría indígenas dedicados a la venta ambulante o el servicio doméstico.

El 1o de enero de 1994 el hasta entonces desconocido Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tomó tres pueblos en el estado sureno de Chiapas y los declaró "zona liberada". Chiapas era la región donde actuaban con mayor impunidad las guardias paramilitares contratadas por los terratenientes para expulsar a los indígenas de sus tierras. Es uno de los estados con mayor población maya, con predominio del grupo tzotzil. Es también el menos alfabetizado en castellano y el más pobre. Sin embargo posee importantes reservas de petróleo y gas. El 21% de la producción nacional de crudo se extraía de Chiapas.

En el comienzo el gobierno restó importancia al levantamiento, que extendió rápidamente el área bajo su control y recibió la adhesión pública de campesinos y obreros de otras regiones. Entonces el quinto del ejército fue desplazado a la región. Cuando el número de muertos superó el millar y se reiteraron las denuncias de ejecuciones sumarias, el gobierno, a instancias del obispo católico Samuel Ruiz, aceptó dialogar.

En febrero se pactó una tregua y se inició en San Cristóbal de las Casas --epicentro del movimiento-- un diálogo en que los rebeldes reclamaron reformas a la ley electoral, creación de nuevos municipios, representación de las etnias en el Congreso y el gobierno de Chiapas, ensenanza de las lenguas autóctonas en las escuelas e infraestructura sanitaria y educativa, así como modificaciones en el Código Penal y en la propiedad de la tierra. El gobierno aceptó la mitad de los reclamos de los zapatistas y tras una consulta con las comunidades indígenas, el EZLN rechazó el acuerdo.

El candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio fue asesinado el 23 de marzo en Tijuana. Entre los involucrados aparecieron tres miembros de su guardia personal. El PRI nominó a Ernesto Zedillo candidato presidencial a las elecciones del 21 de agosto, en las que resultó electo con 49% de los votos. Tanto el PRD como el EZLN acusaron al gobierno de fraude.

En setiembre fue asesinado José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, y en noviembre su hermano Mario renunció como fiscal, por entender que funcionarios del partido obstaculizaban la investigación criminal. Su muerte acentuó las sospechas de que importantes figuras del PRI, y también de la mafia de la droga, estaban involucradas en los asesinatos.

La economía continuaba en ascenso hasta que el 20 de diciembre, debido a una rápida salida de capitales especulativos, el gobierno tuvo que abandonar la política de depreciación gradual de la moneda. En pocos días el peso fue devaluado 42% y su caída precipitó el colapso de las acciones en el mercado. La nueva crisis mexicana puso en cuestión el modelo de liberalización impulsado por el FMI y amenazó a otras economías de la región, en lo que se conoció como "efecto tequila".

Recién en marzo de 1995 el gobierno de Zedillo puso en marcha un severo plan de austeridad, contando con el apoyo de Estados Unidos y el FMI, que concedieron créditos extraordinarios para permitirle afrontar la crisis financiera. Las duras condiciones de esa "ayuda" internacional provocaron una fuerte recesión interna.

Para paliar los efectos del plan de austeridad sobre los sectores populares, se tomaron medidas como el incremento de un 10% en el salario mínimo y la extensión de los servicios de salud para los desocupados de dos a seis meses.

Millones de mexicanos adhirieron en el correr del año a movimientos espontáneos de protesta, tales como "El Barzón". Muchas de estas protestas, de parte de la clase media y sectores de pequeños empresarios, se debieron al aumento de las deudas particulares provocado por la devaluación. En agosto Zedillo anunció un plan que favoreció a 7,5 millones de deudores.

Zedillo intentó en enero una solución rápida y pacífica al conflicto de Chiapas. Tras el fracaso de su iniciativa, inició secretamente en febrero una ofensiva militar, pero tuvo que detenerla ante las protestas de diversas organizaciones internacionales. Las investigaciones sobre los crímenes de Colosio y Ruiz Massieu continuaron sin dar resultados.

Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente, fue arrestado en febrero como autor intelectual del crimen de Ruiz Massieu. Al mismo tiempo se pidió la extradición de Mario Ruiz Massieu desde Estados Unidos por obstaculizar la investigación sobre la muerte de su hermano. La esposa de Raúl Salinas fue arrestada en Suiza en noviembre por usar documentos falsos mientras realizaba una operación bancaria. La señora Salinas pretendía transferir fondos --presuntamente provenientes del lavado de droga-- de la cuenta de su marido. El ex presidente Carlos Salinas se declaró azorado por el enriquecimiento de su hermano.

El PRI y los dos principales partidos de oposición acordaron en diciembre una reforma electoral que incluía la creación de una comisión de control fuera del ámbito gubernamental y la introducción de límites a los gastos electorales.

En setiembre de 1996 los zapatistas acusaron al gobierno de insensibilidad ante sus planteos, arrogancia y racismo, y pusieron fin a 16 meses de conversaciones de paz, en tanto que la Secretaría de Gobernación (un ministerio del interior) declaró que no existían motivos para el cese del diálogo.