República Oriental del Uruguay

Bandera de Uruguay

A comienzos del siglo XVI la margen oriental del río Uruguay estaba habitada por tres grupos culturales: los charrúas, cazadores nómadas, los chanáes, que desarrollaron una agricultura incipiente a orillas del río Uruguay y los guaraníes, que además de algunas técnicas agrícolas dominaban la cerámica y la navegación ribereña en canoas.

En 1517, Juan Díaz de Solís se internó en el Río de la Plata y murió a manos de los indígenas. Sebastián Gaboto fue el primer europeo que penetró en los ríos Paraná y Uruguay en 1527 y levantó el primer establecimiento español en el territorio. Pero los colonizadores ignoraron la margen oriental del Uruguay por más de un siglo, hasta que la introducción de ganado por el gobernador de Asunción, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), en 1611, transformó a la región en la "Vaquería del Mar". Las buenas pasturas y el clima templado, permitieron la reproducción del ganado a gran escala, lo que atrajo a los "faeneros" (extractores de cueros) desde Brasil y Buenos Aires. El mestizaje entre faeneros e indígenas (cuyas culturas habían sido totalmente transformadas por la introducción de la carne de vaca en su dieta y del caballo como medio de obtenerla) dio origen al "gaucho".

La extensión de la producción ganadera en el siglo XVIII condujo a la extinción de algunos mamíferos autóctonos, a la reducción de la diversidad vegetal y al empobrecimiento del suelo. Los indígenas fueron desplazados hacia las misiones jesuíticas, en el norte, o sufrieron un gradual genocidio que tuvo su punto más alto en el siglo XIX.

En busca del ganado y también de los ríos que llevaban al interior de la cuenca del Plata, los portugueses avanzaron por la entonces llamada Banda Oriental (un territorio que incluía al actual Uruguay y buena parte del brasileño estado de Rio Grande do Sul) fundando en 1680, frente a Buenos Aires, la Colonia do Sacramento. El poblado fue objeto durante mucho tiempo de disputas entre España y Portugal. En 1724, España ordenó al Gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala que cruzara el Río de la Plata y fundara una plaza fuerte en la Bahía de Montevideo.

Como Buenos Aires, Montevideo dependió hasta 1776 del Virreinato del Perú. Ese año, las reformas borbónicas decretaron la creación del Virreinato del Río de la Plata con capital en Buenos Aires. Montevideo quedó como sede del Apostadero Naval.

La liberal Revolución de Mayo que estalló en Buenos Aires en 1810 fue rechazada por las clases altas montevideanas, que eran favorecidas por el monopolio comercial como intermediarias con España. En el campo de la Banda Oriental en cambio, los pequeños y medianos hacendados y los sin tierra, conducidos por José Artigas, apoyaron la revuelta. Sus ideas de democracia y federalismo, su simpatía por los gauchos, indígenas y esclavos, y su proyecto de reparto de tierras, lo hizo el líder del movimiento independentista. Encabezó la Liga Federal formada por la Banda Oriental y las provincias argentinas de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe.

El territorio de la Banda Oriental fue invadido por los portugueses en 1816, con el tácito apoyo de las clases altas de Buenos Aires y Montevideo, alarmadas por lo que llamaban el "caos artiguista". Acosado por los portugueses, Artigas abandonó el teritorio de la provincia dirigiéndose a Paraguay, donde permaneció hasta su muerte en 1850. Portugal dominó el territorio uruguayo hasta que en 1823 se produjo la independencia de Brasil, del cual Uruguay quedó como "Provincia Cisplatina". En 1825, los orientales comenzaron una campaña militar contra el imperio de Brasil y que tenía como uno de sus objetivos el retorno al seno de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El 25 de agosto de ese año se declaró la independencia y la decisión de unirse nuevamente a los territorios del antiguo virreinato.

Una mediación británica de 1828 logró imponer la paz, estableciendo la independencia nacional del territorio como forma de poner fin a la guerra entre Buenos Aires y Río de Janeiro. La Constitución de la nueva República Oriental del Uruguay, que entró en vigencia el 18 de julio de 1830, sólo permitía el voto a los varones "que no dependan de salario para vivir", o sea los poseedores de cierta fortuna. Todo el siglo XIX fue testigo de guerras civiles, y vio el afianzamiento de dos partidos políticos: el "Blanco" o Nacional, vinculado al caudillo argentino Juan Manuel de Rosas y el "Colorado", vinculado al capital europeo y a las ideas liberales.

En 1865, el dictador colorado Venancio Flores incorporó el Uruguay a la Triple Alianza, que reunía también a Brasil y Argentina. Con apoyo europeo se sumó a las fuerzas que obligaron a Paraguay a abrir sus fronteras al comercio exterior (ver Paraguay).

Entre 1876 y 1879, bajo la dictadura del coronel Lorenzo Latorre, se completó el alambramiento de los latifundios y con ello, la apropiación por el sector privado de la riqueza ganadera y el acceso al mercado capitalista mundial que dominaba Inglaterra. El alambramiento de los campos trajo aparejada la desaparición del gaucho como jinete errante y libre, y su transformación en mano de obra rural.

En 1903, asumió la presidencia el colorado José Batlle y Ordóñez, que al año siguiente derrotó a Aparicio Saravia, el último caudillo rural blanco. Batlle sentó las bases del Estado uruguayo moderno, recogiendo influencias europeas y el apoyo de los inmigrantes. La elevada productividad de la ganadería extensiva generaba un excedente tal, que, sin tocar la estructura latifundista, el Estado "batllista" podía organizar servicios sociales y educativos, al tiempo que protegía una incipiente industria orientada hacia el consumo interno.

El país se urbanizó rápidamente. El comercio y los servicios crecieron en proporción abrumadora con el Estado como principal empleador. Se desarrolló una clase media numerosa, liberal y con un considerable nivel de escolarización en instituciones estatales que difundían una línea de pensamiento europeizante.

La Iglesia y el Estado fueron separados y el divorcio fue legalizado. En 1917 se ensayó un sistema de Poder Ejecutivo Colegiado. A falta de otros recursos, el aborto se generalizó como técnica de control de natalidad y fue legal entre 1933 y 1935, aunque volvió a ser penalizado como resultado de negociaciones políticas con sectores católicos. En 1932, se aprobó la ley del sufragio femenino. Cambios todos que llevaron a que se llamara al país la "Suiza de América".

Las exportaciones uruguayas crecieron en las dos guerras mundiales. La carne uruguaya y sus derivados fueron enviados primero para los aliados que luchaban contra el nazismo y el fascismo en Europa y luego para las tropas norteamericanas que combatieron en Corea.

Los excedentes del comercio exterior dieron al país una sólida posición en divisas. Los subsidios estimularon la sustitución de importaciones; la próspera industria de la construcción contribuía a mantener una alta tasa de empleo. Pero la cría de ovejas y vacas -generadora de la mayor parte de las exportaciones- se mantuvo incambiada; el número de cabezas de ganado se estancó en las cifras de1908.

En lugar de reinvertir en el mejoramiento de los medios y procesos de producción, los terratenientes volcaron sus ganancias en el exterior, en la especulación financiera y en el consumo suntuario. Esto trajo inflación, corrupción y exacerbación de tensiones sociales. A mediados de la década del 50 se produjo un estancamiento industrial que ya no pudo revertirse.

El primer gobierno blanco del siglo, que asumió funciones en 1959, aceptó las recetas económicas del FMI, acelerando la recesión y generando respuestas en los sectores de trabajadores afectados. El conflicto se agudizó a partir de 1968, cuando el gobierno colorado de Jorge Pacheco Areco congeló los salarios y trató de frenar a los sindicatos. Un amplio movimiento de masas, encabezado por la Convención Nacional de Trabajadores (CNT, central única fundada en 1966) y los estudiantes, enfrentó esa política. Paralelamente, el movimiento guerrillero Tupamaros (MLN) protagonizó acciones de impacto nacional. En 1971, se fundó el Frente Amplio, coalición de izquierda en torno a un programa progresista de gobierno, que postuló al general retirado Líber Seregni en las elecciones presidenciales de ese año.

Juan María Bordaberry, colorado y ruralista, ganó esas elecciones, que el Partido Nacional denunció como fraudulentas. En este gobierno los militares asumieron la conducción de la lucha antiguerrillera (legitimados por una declaración parlamentaria de "estado de guerra interno"). En 1972, los tupamaros fueron derrotados, tras una rápida campaña en la que la organización clandestina fue desbaratada mediante la tortura sistemática. En junio de 1973, Bordaberry y las Fuerzas Armadas dieron un golpe de Estado gestado desde febrero de ese año. El Parlamento fue disuelto y se instauró un gobierno cívico-militar.

Los militares uruguayos implantaron un régimen orientado por la Doctrina de Seguridad Nacional, aprendida en las escuelas de instrucción de Estados Unidos. En el plano económico, aplicaron las teorías neoliberales que llevaron a la concentración de la riqueza en manos de las trasnacionales y redujeron el salario a 50% del poder adquisitivo de la población antes de 1973. La deuda externa llegó a 5.000 millones de dólares. En ese período, instituciones, partidos políticos y sindicatos fueron proscriptos, desaparecieron personas, se generalizaron la tortura y las detenciones arbitrarias.

Desprestigiados por el deterioro de la situación económica y la derrota sufrida en el plebiscito constitucional de 1980, con el que pretendían institucionalizar el régimen autoritario, los generales uruguayos tuvieron que elaborar un "cronograma" que permitiera retornar gradualmente a una nueva legalidad civil.

En abril de 1983, se formó el Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT), que celebró el 1o. de Mayo, por primera vez desde 1973, exigiendo la libertad de los presos políticos. Ese mismo mes comenzaron negociaciones con los dirigentes de tres partidos reconocidos por la dictadura. Seguía excluido el Frente Amplio, cuyo presidente estaba detenido desde el golpe militar.

A partir del fracaso de ese diálogo, se multiplicaron las medidas de desobediencia civil, "apagones" y "caceroleos", contra la dictadura militar. Después de un paro general de 24 horas convocado por el PIT, el diálogo político-militar se reanudó en enero de 1984, esta vez con la presencia del Frente Amplio.

El líder del Partido Nacional, Wilson Ferreira Aldunate fue detenido en 1984, cuando regresaba al país y su candidatura, al igual que la de Líber Seregni, fue proscripta en las elecciones de ese año.

Con la propuesta de "cambios en paz", el candidato colorado Julio María Sanguinetti venció a nivel nacional y en 12 de los 19 departamentos del país. Obtuvo 40% de los votos frente a 34% de los blancos, 21% del Frente Amplio y 2% de la Unión Cívica. Atendiendo una exigencia nacional, en el primer mes de gobierno se aprobó una amnistía por la cual se liberó a los presos políticos.

Sanguinetti reubicó al país en las relaciones internacionales al apoyar las distintas iniciativas diplomáticas a nivel latinoamericano y reiniciarlas con Cuba y Nicaragua. Los dos primeros años de gobierno coincidieron con una coyuntura económica internacional favorable, pero luego intensificó la política neoliberal del período dictatorial, muy resistida por la población.

Presionado por el presidente y las Fuerzas Armadas, el Parlamento aprobó en diciembre de 1986, con 75% de los votos, una amnistía a los militares acusados de violaciones de los Derechos Humanos. En 1987, una Comisión de Ciudadanos presentó más de 500.000 firmas para que la amnistía fuera sometida a plebiscito. El Referéndum se realizó en abril de 1989 y la ley fue ratificada por 56% de los votos. Quienes reclamaban el esclarecimiento de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura obtuvieron 42% de las voluntades.

En mayo de 1989, el gobierno firmó en secreto con el Banco Mundial un compromiso de "ajuste estructural", a cambio del aval para refinanciar la deuda con la banca privada internacional, comprometiéndose a reducir los gastos de seguridad social, privatizar bancos en quiebra que habían sido absorbidos por el Estado y reformar las empresas públicas para volverlas rentables y potencialmente privatizables.

Seis meses antes de los comicios el Partido por el Gobierno del Pueblo, que había obtenido más de 40% de los votos del Frente Amplio, se alejó de la coalición.

En las elecciones de noviembre de 1989 el Partido Nacional venció en 17 de los 19 departamentos, obtuvo 37% de los votos y llevó a Luis Alberto Lacalle a la presidencia. El Frente Amplio, con Tabaré Vázquez, triunfó en Montevideo y la izquierda asumió la administración de la capital por primera vez en la historia del país. Seis mujeres fueron elegidas a la Cámara de Diputados y otras siete a la Junta Departamental (legislativo municipal) de la capital. Mediante un plebiscito constitucional, los jubilados lograron la aprobación del reajuste de sus pensiones en relación con los sueldos de funcionarios públicos, una medida opuesta a lo acordado con el Banco Mundial

Lacalle continuó la política neoliberal; aumentó los impuestos y promovió la privatización de empresas estatales. Los salarios perdieron más de 15% del poder adquisitivo en el primer año del nuevo gobierno, pero la inflación, que había alcanzado casi el 120% en 1990, descendió hasta situarse en alrededor de 40% sobre el final de su mandato. En marzo de 1991, Uruguay aprobó, con Argentina, Brasil y Paraguay, la creación del Mercosur.

Utilizando un recurso de democracia directa cada vez más usual, una comisión convocada por el movimiento sindical y de integración multipartidaria juntó las firmas suficientes para plebiscitar una ley de privatización de empresas estatales aprobada por el parlamento. En diciembre de 1992, 72% de los ciudadanos logró la derogación de la ley. De todas maneras, el gobierno siguió intentando privatizar ciertas empresas como la línea aérea estatal, la Compañía del Gas y las plantaciones de caña de azúcar del norte del país. La decisión gubernamental provocó marchas de los trabajadores cañeros hacia Montevideo y diversas manifestaciones en la capital.

Durante los cuatro primeros años de gobierno municipal la popularidad del intendente capitalino tuvo un nivel de aprobación muy superior al de sus propios votantes. El logro más importante de su gestión fue la descentralización del gobierno departamental en 18 zonas donde los vecinos podían elegir a sus representates.

El expresidente Sanguinetti logró convertirse en el líder hegemónico de su partido y en el candidato con más respaldo en todo el territorio nacional durante los tres años previos a las elecciones. El Encuentro Progresista, encabezado por Vázquez e integrado por el Frente Amplio, el PDC y otros sectores escindidos de los partidos tradicionales, logró superar en las encuestas, durante gran parte del período, el apoyo obtenido por el partido blanco en su intento de mantenerse en el gobierno.

En las elecciones presidenciales, legislativas y departamentales del 27 de noviembre de 1994 resultó electo por escaso margen Julio María Sanguinetti, quien fuera presidente luego de la dictadura militar, en el período 1985-1989.

El Frente Amplio aumentó considerablemente su caudal electoral y reconquistó la Intendencia Municipal (Alcaldía) de la capital con más de 43% de los votos. A nivel nacional, los resultados mostraron un país dividido en tercios: Partido Colorado, 31,20%; Partido Nacional (Blanco), 30,03%; y Encuentro Progresista, 29,82%.

En octubre Uruguay se convirtió en el primer país en recibir oficialmente al presidente cubano Fidel Castro en dos décadas. Sanguinetti rechazó la invitación de Castro para visitar Cuba en setiembre de 1996, por considerar que el momento era inoportuno.

Acusaciones de corrupción que involucraron a la esposa del ex presidente Lacalle y a varios de sus más cercanos colaboradores sacudieron las estructuras de los partidos políticos a mediados de 1996. Ese año fue puesto en práctica el sistema de seguridad social por caja de ahorros, en la línea de las reformas que se habían practicado en Argentina y Chile.

Luego de difíciles negociaciones políticas, el Parlamento sometió a referendum una reforma constitucional. El principal objetivo de la reforma, aprobada en diciembre por 50,6% de los votos, fue la introducción del "ballotage" en el sistema electoral. Acompañado por empresarios, Sanguinetti visitó Malasia, Chile y México, promocionando al país como centro financiero para la radicación de inversiones en la futura capital del Mercosur.