República de Bolivia

Bandera de Bolivia

Dos mil años antes de nuestra era, la región que hoy es Bolivia, estaba habitada por agricultores y pastores en su parte andina y por recolectores y guerreros selvícolas en la parte oriental. En este territorio se puede encontrar desde zonas de alta montaña -la fría puna- hasta los valles calientes y también selva, todo lo cual permitió producciones de ganado, cultivo de papa, algodón, maíz y la explotación de minerales, pesca y coca. Esa región rica posibilitó la creación de diversos reinos o señoríos alrededor del lago Titicaca, en cuyo centro se constituyó la civilización Tiawanacu.

La organización social partía de la unidad básica denominada ayllu, -unidad de parentesco- en la que no existía propiedad privada de la tierra, aunque la sociedad estaba estratificada en campesinos, artesanos y el ayllu dirigente, compuesto por sacerdotes y guerreros, que nombraba el jefe o mallku.

En el 800, Tiawanacu se expandió, formando el primer imperio panandino. Hacia el 1100 los Inka, originarios del valle del Cuzco, Perú, colonizaron al resto de los pueblos andinos, constituyendo una confederación de estados denominada Tahuantinsuyu (también se le llama Imperio Inca) que adopta elementos técnicos, culturales, religiosos y económicos de la cultura Tiawanacu, en particular la estructura del ayllu.

Mediante la mita -institución luego explotada inhumanamente por los españoles- cada trabajador brindaba servicios al Estado centralizado. La estructura social era rígida; en primer lugar estaba el Inca, (hijo del sol), luego la nobleza (orejones) y sacerdotes, después los Capac, gobernadores de un suyu o región en que se dividía el imperio, por último los curacas, gobernadores de los ayllus, y los campesinos. Se trataba de una organización basada en un modo de producción comunitario y autosuficiente.

Cuando llegaron los españoles, a inicios del siglo XVI, el Tahuantinsuyu se extendía desde el sur de Ecuador, Perú, hasta el norte de Chile, y desde el lago Titicaca y el altiplano hasta el norte de Argentina, abarcando los valles de las estribaciones de la cordillera y los llanos orientales. Se calcula que en lo que hoy es Bolivia, había una población de un millón de personas, y en el Tahuantinsuyu de dos a tres millones siendo por lo tanto la región más poblada de Sudamérica. Constituían organizaciones multiétnicas, con predominancia de los pueblos de habla aymará -en la región del lago Titicaca- y quechua. En los llanos del oriente vivían los pueblos tupí-guaraníes, dispersos en pequeños grupos, sin constituir un núcleo centralizado. Al día de hoy las lenguas aymará y quechua continúan siendo habladas por la mayoría de la población de Bolivia.

En 1545, se descubrieron las minas de Potosí, de cuyas vetas España extrajo inmensos volúmenes de plata, los cuales contribuyeron a consolidar los procesos de acumulación de capital de los principales países europeos. Centenares de miles de indígenas murieron trabajando hasta la extenuación en un proceso de explotación completamente inhumano. En la faldas del cerro se levantó la ciudad de Potosí, una de las tres mayores del mundo durante el siglo XVII, que constituía el centro económico de vastas regiones de Chile y Argentina además de la propia. Se generó así, una rica burguesía minera, que vivía en medio de la ostentación y el despilfarro.

Tras varias décadas de lucha popular antiespañola, que tuvo su apogeo en las rebeliones de Tupac Katari (1780-82) y en la Junta Tuitiva de La Paz (1809) encabezada por el mestizo Pedro Domingo Murillo, y posteriormente por los llamados "guerrilleros de la independencia" -finalmente aplastados- el sector criollo se adueñó del proyecto independentista y lo desfiguró, calcando modelos económicos y administrativos de las nuevas potencias capitalistas emergentes en Europa. La oligarquía minera, decayó como consecuencia del bloqueo de Londres al comercio del mercurio, esencial para la producción de plata. Esta circunstancia hizo que la burguesía comercial de Buenos Aires se desinteresara de la región del, asi denominado desde fines del siglo XVIII, "Alto Perú" (Bolivia) y no opusiera mayor resistencia a que pasara a formar parte de la órbita de influencia del libertador Simón Bolívar, originario de Venezuela. El país fue bautizado de nuevo con su nombre en 1825, cuando la Asamblea de Representantes reunida en Chuquisaca proclamó la independencia.

A partir de ese momento, la influencia de Perú sobre Bolivia será constante, hasta 1841. Al mariscal Andrés de Santa Cruz, le corresponderá el intento de modernizar el país fundando universidades, poniendo en funcionamiento la Suprema Corte de Justicia, aprobando códigos, etc.

La "rosca" de propietarios de minas Patiño, Aramayo, Hochschild y otros políticos y generales de extracción oligárquica, manejaron la vida republicana moderna de Bolivia como parte del negocio del estaño. El interés del imperialismo británico por el salitre de Antofagasta, primero, y por el petróleo del sur, después, desencadenó dos guerras fratricidas en América del Sur: la del Pacífico entre 1879 y 1883 de Chile contra Bolivia y Perú; y la del Chaco, de 1932 a 1935 de Paraguay contra Bolivia. En ellas Bolivia perdió sus costas oceánicas y las tres cuartas partes del territorio chaqueño. La cesión a Brasil del Acre Amazónico, luego que aquél lo invadiera en 1904, completó el desmembramiento del país.

El 21 de julio de 1946 el presidente, Gualberto Villarroel (1943 - 1946) fue derrocado, asesinado y su cuerpo colgado de un farol, en la plaza principal de La Paz. Antes que él, otro militar de la generación de la guerra del Chaco, Germán Bush, había nacionalizado el petróleo boliviano, cuando fue acusado de nazi por la propaganda que respondía al Departamento de Estado.

El sentimiento de frustración nacional que produjeron estas derrotas abrió paso a un fuerte impulso reformador y antiimperialista. Surgió así, al lado de las izquierdas sindicales y campesinas, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Tras varios levantamientos y una victoria electoral no respetada en 1951 el MNR encabezó en 1952 una insurrección popular que derrotó en las calles al ejército de la oligarquía y llevó al gobierno a Víctor Paz Estenssoro, primero, y a Hernán Siles Zuazo, después. La revolución boliviana nacionalizó las minas de estaño, decretó la reforma agraria y estableció el voto universal. Se organizaron milicias obreras y campesinas y conjuntamente con la Central Obrera Boliviana (COB) ejercían el llamado cogobierno con el MNR. El ejército, eliminado luego de la insurrección, posteriormente fue reorganizado bajo la presión de los Estados Unidos.

Debilitado por divisiones políticas internas, el MNR iba perdiendo fuerzas y finalmente fue derrocado por una junta militar encabezada por René Barrientos, en noviembre de 1964. Ernesto "Che" Guevara inició un movimiento guerrillero, buscando establecer un "foco" a partir del cual le permitiera expandirse por el continente. Capturado por fuerzas especiales adiestradas por Estados Unidos, fue asesinado el 8 de octubre de 1967.

Diferencias en el ejército y la presión popular determinaron que en 1969 asuma el gobierno un sector antiimperialista, encabezado por el general Juan José Torres. En su corta gestión se produjo un ascenso considerable de las organizaciones populares. Se formó la Asamblea Popular con base en la COB y partidos de izquierda. En agosto de 1971 fue derrocado por el coronel Hugo Bánzer Suárez, quien inició un gobierno con el apoyo del MNR. Este gobierno cívico - militar se mantuvo hasta julio de 1978 realizando una gestión autoritaria desarrollista en favor de la agroindustria y obras de infraestructura, amparado en los altos precios del petróleo y los minerales.

Entre 1978 y 1980 los golpes militares y sucesivas elecciones presidenciales se repitieron en forma alternada. Ocuparon efímeramente la presidencia Juan Pereda Asbún, David Padilla Arancibia, Alberto Natusch Busch por medio de golpes de estado; y el Dr. Walter Guevara Arce y la Sra. Lydia Gueiler en gestión constitucional. En las elecciones de junio de 1980 triunfó la Unión Democrática y Popular (UDP), coalición de centroizquierda, cuyo candidato, Hernán Siles Zuazo, fue impedido de asumir por un nuevo golpe de estado perpetrado por el general Luis García Meza. Miles de ciudadanos fueron asesinados y torturados, según Amnistía Internacional. Entre ellas fueron asesinados en la sede de la COB, los dirigentes populares Marcelo Quiroga Santa Cruz y Carlos Flores Bedregal así como el dirigente minero, Gualberto Vega.

En 1982, disensiones internas, el desprestigio internacional del régimen por sus vínculos con el tráfico de drogas y la tenaz resistencia popular encabezada por la COB, determinaron la caída del régimen militar. En setiembre los mandos militares convocaron el congreso elegido en 1980. Y el 10 de octubre Hernán Siles Zuazo asumió la presidencia luego de 18 años de regímenes militares, iniciando un período legal - constitucional, que sigue vigente.

Siles Zuazo inició una gestión populista y nacionalista, cediendo a los sindicatos la administración de las minas estatales. Anunció, además, el no pago de la deuda externa. El movimiento obrero, popular y campesino presionó con sus movilizaciones y diversas leyes permitieron su intervención en la gestión económica de las empresas, en comités populares de abastecimientos alimentarios, de salud y de educación. La Corporación Agropecuaria Campesina (CORACA) asumió parcialmente el control de los mercados y se instalaron estaciones colectivas de maquinaria y equipos de labranza. Como respuesta la banca acreedora y las instituciones internacionales como el FMI y el BM bloquearon los créditos y el comercio internacional, desatándose una crisis financiera e hiperinflacionaria incontrolable. El salario medio bajó a 13 dólares mensuales.

Bajo fuerte presión de todos los sectores sociales, el gobierno acortó su propio mandato. En julio de 1985, se realizaron elecciones generales y al no obtener ningún candidato más de 50% de los votos el Congreso eligió Presidente a Víctor Paz Estenssoro del MNR, a pesar de que el general Hugo Bánzer, con la ADN, había ganado las elecciones por escaso margen. El gobierno de Paz Estenssoro implantó un programa de ajuste neoliberal, suprimió subsidios, cerró empresas estatales y eliminó el control de precios y de la cotización del dólar. El cierre y arriendo de las minas dejó sin empleo a miles de obreros, mientras se paralizó la inversión productiva. A través de despidos masivos y una drástica reducción de los salarios se logró contener una inflación de cuatro dígitos.

En las elecciones nacionales de 1989, el MIR de Jaime Paz Zamora, surgió como una nueva fuerza con 19% de los votos (el doble que en las anteriores) y alcanzó el tercer puesto. El candidato del MNR, Gonzalo Sánchez de Lozada, obtuvo 23% y la ADN de Bánzer 22,6%. No obstante, el llamado Acuerdo Patriótico entre el MIR y la ADN permitió la nominación parlamentaria de Paz Zamora como presidente. Ambas fuerzas continuaron la política neoliberal del gobierno precedente.

Se inició un programa de privatizaciones de empresas públicas, con excepción de las estratégicas. Aún así, la Corte Suprema de Justicia anuló por inconstitucional una ley que autorizó la privatización de 22 de las 64 empresas estatales. En cambio, el gobierno promovió asociaciones de capital entre la Corporación Minera (COMIBOL) y empresas privadas (joint ventures). La Federación de Trabajadores Mineros (FSTMB) respondió con huelgas de hambre y la amenaza de ocupar las minas, en defensa de la propiedad estatal.

En abril de 1991 el Parlamento autorizó el ingreso de militares de Estados Unidos para adiestrar personal boliviano en la lucha antidrogas. A pesar de las acciones militares y la política de sustitución de plantaciones de coca, denominada "coca por desarrollo", la superficie de éstas aumentó. En 1992 se calculaba que unas 200 mil personas intervenían en el circuito de producción coca-cocaína y que los ingresos del país por este concepto llegaban a los 950 millones de dólares anuales.

La pérdida de poder de movilización del movimiento obrero se vio compensada por el surgimiento de nuevas organizaciones de pueblos y comunidades originarias. Se realizaron diversos congresos de la Confederación Indígena del Oriente, Chaco y la Amazonia Boliviana (CIDOB) y de la Asamblea del Pueblo Guaraní, entre otras. Sus principales reivindicaciones son la asignación de tierras, la preservación del hábitat y el uso de los idiomas nativos en la enseñanza. La población del Oriente Boliviano comprende aproximadamente 250.000 personas de 33 grupos étnico - lingüísticos.

En setiembre de 1990, se efectuó una marcha indígena a lo largo de 750 km. desde el Oriente hasta La Paz, con la consigna de Tierra y Dignidad. El gobierno aprobó un "Plan Nacional para la Defensa y el Desarrollo Indígena", en cuyo marco, en agosto de 1991, se reconocieron 8.000 has. como propiedad colectiva de la Comunidad Mosetana de Santa Ana de Horachi. Esta y otras resoluciones son resistidas por los consorcios que explotan la riqueza forestal de la región.

En enero de 1992 los presidentes Paz Zamora y Alberto Fujimori suscribieron un acuerdo por el cual Perú cedió a Bolivia una zona franca de 327 hectáreas en el puerto de Ilo, con lo que Bolivia obtiene una "salida al mar", o sea un puerto libre para su comercio internacional.

El MNR ganó las elecciones nacionales de junio de 1993, al obtener 36% de los votos con la fórmula Gonzalo Sánchez de Losada a la presidencia y el sociólogo y dirigente aymará del Movimiento Tupac Katari, Víctor Hugo Cárdenas, a la vicepresidencia. Mientras la ADN y el MIR sufrieron fuertes pérdidas, los nuevos movimientos populistas y nacionalistas, como CONDEPA y UCS, de los empresarios Carlos Palenque y Max Fernández, conservaron su apoyo en los sectores mestizos y los barrios marginales.

En el primer año de gobierno se estableció por ley el derecho a la educación en las lenguas nativas (Aymara, Quechua, Guaraní). La ley de Capitalización resolvió la privatización del 50% de las principales industrias públicas (telecomunicaciones, electricidad, petróleo, gas, ferrocarriles, líneas aéreas) sobre la base de transferir a los ciudadanos bolivianos la mitad de las acciones como fondos de pensión. El objetivo era atraer la inversión externa, reducir el desempleo e incrementar el PBI.

Numerosos movimientos locales reaccionaron contra la introducción de desechos tóxicos provenientes de Europa y el deterioro ambiental provocado por la explotación minera, mientras otros reclamaban contra el cierre de esas mismas minas y la consiguiente pérdida de fuentes de trabajo. La quema de plantaciones de coca promovida por Estados Unidos motivó continuos enfrentamientos de los campesinos con las fuerzas militares. En tanto el Banco Mundial reportó que el 97% de la población rural vivía en la pobreza.

En 1994 la corporación petrolera YPBF, de inminente privatización, se vio especialmente avaluada por un acuerdo realizado con Brasil para la construcción de un gasoducto de US$ 2 billones que unirá Santa Cruz de la Sierra y Potosí con San Pablo. La ley de Capitalización, impopular entre los trabajadores temerosos de perder sus empleos, provocó en 1995 una sucesión de huelgas. En dos oportunidades, el gobierno declaró al país en estado de emergencia, con poderes especiales para la policía y toque de queda. Se prohibieron las reuniones públicas y más de 100 dirigentes fueron encarcelados.

En su campaña de presiones regionales para controlar el flujo de cocaína hacia el norte, Estados Unidos exigió en febrero de 1997 que el parlamento boliviano aprobara una ley contra el lavado de fondos procedentes del narcotráfico.

En las elecciones del 1 de junio, el ex dictador Hugo Bánzer Suárez y su Acción Democrática Nacionalista resultaron vencedores con 22% de los votos, seguidos por el MNR, el MIR, UCS y Conciencia de Patria (18, 17, 16 y 16% de los sufragios, respectivamente). La negociación parlamentaria para elegir al nuevo presidente fue muy engorrosa debido a la gran fragmentación del peso de los diferentes partidos.